Dirigió la Comunidad Hispanohablante de Stuttgart más de 25 años

El pasado 21 de marzo fallecía en Salamanca Juan Medina Vicente, sacerdote salmantino quien durante 25 años estuvo decicadndo su vida asacerdotal a anten der a los españoles emigrantes en la cidad de Stuttgat (Alemania).

Juan Medina Vicente, que nacio en 1935 y fue ordenado sacerdote en 1959, marchó a Alemania como capellán de emigrantes en 1962, y permaneció allí hasta 1988, año en el que regresó a España para ser párroco rural en Salamanca.
Él acompañó más de 25 años la comunidad hispanohablante de Stuttgart. Su gran popularidad entre los emigrantes de lengua hispana en Stuttgart se debía no a el hecho de estar tanto tiempo entre ellos, sino que además él supo combinar su amable “arte humano” con una incansable “dedicación social” al lado de los que en los primeros decenios de la emigración hispana en Stuttgart tenían graves dificultades: el idioma, el país extraño, la diversa cultura, el cambio de clima,… necesitaban ser superados y “Don Juan” estuvo siempre “a la punta del cañón” cuando se trataba de temas laborales, sociales, religiosos,…
Fueron más de 25 años de su vida sacerdotal (quizá su juventud) más “productiva”. Él dio formato cristiano y humano a generaciones de españoles de los primeros tiempos de emigración española en Stuttgart.
Muy conocido de él era el hecho de que sabía conjugar el aspecto pastoral con sus vertientes social y religiosa de la vida diaria y en contacto con las penas, las alegrías de los que en aquellos años compartieron su vida en Stuttgart.
La última vez que estuvo en Stuttgart, ciudad a la que tanto quería y donde dejo muchos amigos, fue en noviembre de 2011, con motivo de la fiesta del 50 aniversario de la Misión. Durante esa visita comentó: “Al venir como curiosidad miré los libros, y había hecho más de 1.000 bautizos y más de 400 bodas. D. José [se refiere a la época que compartió el trabajo pastoral en Stuttgart en la emigración con su amigo y paisano –nacidos ambos en Fuenteguinaldo, Salamanca– José Sánchez González, obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara] y yo el viernes hacíamos distribución de cargos: bodas y bautizos desde Heilbronn a Calw u otros lugares …”.
HOMILÍA DEL OBISPO
El sábado 23 marzo se celebraba en la catedral de Ciudad Rodrigo (Salamanca) el funeral por su alma. El obispo de la diócesis, Raúl Berzosa, decia en su homilía, entre otras cosas, lo siguiente:
“Detrás de su carácter extrovertido y primario, latía la fidelidad a Jesucristo y a su Iglesia y, sobre todo, y en la manera como él sabía hacerlo, un gran espíritu de servicialidad y de entrega.
Un servicio en nuestra querida diócesis y más allá de nuestras fronteras. No podemos olvidar su labor como capellán de emigrantes españoles en Alemania. Por donde pasó, dejó sana huella. Su presencia no era inadvertida. Además de dicha capellanía, como encargos pastorales en nuestra diócesis, entre otros, fue nombrado vice arcipreste de Fuenteguinaldo y arcipreste de Yeltes; y ejerció como párroco del Maíllo, administrador parroquial de La Encina, Pastores, y Navasfrías y, finalmente, desde el año 1989, era el párroco de El Bodón.
Como en todos nosotros, junto a logros y aciertos, en su vida también se dieron errores y pecados, pero él siempre tuvo la certeza de lo que hemos leído en el pasaje del evangelio de hoy de San Juan 15: “No me habéis elegido vosotros a mí; yo os he elegido a vosotros y os he destinado para que vayáis y déis mucho fruto”. Y, junto a este pasaje del evangelio, la certeza de la primera lectura del Apóstol Pablo: “Si vivimos, vivimos para Dios; si morimos, morimos para Dios. En la vida y en la muerte somos de Dios”