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Ventana Europea cumple cien números y goza de buena salud

Ventana Europea vino al mundo de la emigración en abril de 1991. La gestación se inició en la Asamblea Internacional de Capellanes de las Misiones Católicas de Lengua Española en Europa, celebrada el 18 de octubre de 1990, en la que se abordaron las “las nuevas presencias de la Iglesia en la nueva Europa que se estaba configurando”. De hecho, la nueva revista nació casi al mismo tiempo que España entró a formar parte de la Comunidad Europea. En líneas generales el proyecto consistía en crear una revista común para todas las Misiones Católicas de Lengua Española en Europa que sobredimensionara a las revistas misionales de los distintos países. En principio fueron ocho los países que se implicaron en el proyecto: España, Alemania, Francia, Suiza, Bélgica, Luxemburgo e Inglaterra. Después se añadiría Holanda. El apoyo incondicional de las Misiones de Alemania y Suiza y el aval de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española cuya presidencia ostentaba don José Sánchez fueron decisivos para que el proyecto viera la luz. El equipo inicial estaba formado por Pedro Puente, José Antonio Arzoz, Luis Rudé, Julián del Olmo y los diseñadores Juan Miguel Sánchez Quirós y Ramón Ajo, de Arts&Press.
Los fines constitucionales de Ventana Europea siguen teniendo plena vigencia: “ser cauce de comunicación entre las Misiones Católicas de Lengua Española en Europa, promover la cultura y los derechos de los emigrantes como minorías culturales en las sociedades interculturales de la Comunidad Europea, promover modelos de convivencia basados en el respeto y la tolerancia, colaborar desde la perspectiva cristiana en la construcción de la Casa Común Europea y dar voz a los emigrantes que no la tienen”.
El proyecto ayudó a las Misiones a la toma de conciencia colectiva de que el fenómeno migratorio, con sus peculiaridades nacionales y regionales, desborda las fronteras y requiere planteamientos comunes. La puesta era atractiva porque establecía una nueva fórmula de colaboración entre las Misiones para el intercambio de noticias y opiniones con el consiguiente enriquecimiento mutuo. Por otra parte, la revista sería el altavoz de los pronunciamientos de las diferentes Iglesias nacionales con respecto a la inmigración en la Comunidad Europea. Lógicamente, hubo que organizar el staff de la revista: director (José Antonio Arzoz), consejo de redacción (directores nacionales de las Misiones), colaboradores, distribución, etc. A lo largo de los años ha habido relevo de cargos y de colaboradores pero sin apartarse de la línea que marcaron los pioneros del proyecto. Los cien números de la revista son la prueba superada del histórico “Acuerdo de Bruselas” del que fue testigo don Elías Yanes, entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española. La hemeroteca de Ventana Europea es la historia viva del ser y hacer de las Misiones y de la emigración en Europa, con sus luces y sus sombras, en las dos últimas décadas.
La revista, reflejo de la sensibilidad de las Misiones Católicas de Lengua Española en Europa al mundo de la emigración, ha estado atenta a los vaivenes del fenómeno migratorio: reducción del número de emigrantes españoles de la primera generación porque al jubilarse muchos retornaron a España, llegada masiva de emigrantes latinos a Europa, cierre de fronteras en la UE y segunda gran emigración de españoles hacia Europa a raíz de la crisis económica. Ventana Europea se ha hecho eco de la problemática de unos y otros, ha denunciado la xenofobia en sus diversas manifestaciones, ha defendido los derechos humanos de “sin papeles” y ha reconocido los valores y la aportación laboral, económica y cultural de los emigrantes.
Echando la vista atrás y haciendo balance de resultados de los cien números de Ventana Europea podemos decir que la valoración es muy positiva como lo reconocen no solo las Misiones implicadas en el proyecto y las Comisiones Episcopales de Migraciones europeas, particularmente la española valedora desde el principio de la revista, sino también los propios emigrantes que son sus principales destinatarios.
A la hora de celebrar el “número centenario” de la revista es obligado dar las gracias a todos los que la han hecho posible. Ha sido mucha gente, de muchos países y de muchos niveles y cada uno ha colaborando a su manera. Unos han aportado su testimonio personal, otros se han dejado entrevistar, otros han dado su apoyo moral y otros han colaborado comprando la revista y suscribiéndose a ella.
Ahora nos toca afrontar, entre todos, el reto del futuro. ¡Contamos con vosotros

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