Ventana Europea nº 119
VENTANA EUROPEA 11 Diciembre 2019 inédito reto político, social y eclesial (cf. DAp 517, a). Ante eso, muchas comuni- dades eclesiales, han reci- bido a los migrantes con mucha generosidad, recor- dando que «fuí forastero y me hospedaste» (Mt 25, 35). El desplazamiento forzado de familias indí- genas, campesinas, afro- descendientes y ribereñas, expulsadas de sus territo- rios por la presión sobre los mismos o por la asfixia ante la falta de oportunida- des, exige una pastoral de conjunto en la periferia de los centros urbanos”. Y recuerda qué pode- mos seguir haciendo en fa- vor de las personas que se ven sometidos a vivir fue- ra de su lugar: “Para ello será preciso crear equipos misioneros para su acom- pañamiento, coordinando con las parroquias y demás instituciones eclesiales y extraeclesiales las condi- ciones de acogida, ofre- ciendo liturgias incultura- das y en las lenguas de los migrantes promoviendo espacios de intercambios culturales, favoreciendo la integración en la comuni- dad y en la ciudad y mo- tivándoles en esta labor al protagonismo”. LAS MUJERES Y como mujer me he sentido particularmente afectada por lo que se ha ido escuchando. Se afirma en el documento final pero no acabamos de encontrar espacio en la toma de de decisiones, en un discer- nimiento conjunto, en una comunidad más igualitaria, como es la de Jesús, donde la jerarquía tiene su lugar, qué duda cabe, pero no de esa manera tan despropor- cionada. En todos los documen- tos desde el Concilio Vati- cano II hasta ahora se nos reconoce en nuestras posi- bilidades, en el aporte que vamos dando desde nuestra preparación, nuestro tra- bajo, la entrega en tantos campos, pero mi pregunta es: si en los documentos no se afirma nada en contra de la mayor participación fe- menina en la Iglesia, sino al contrario, ¿por qué no pa- samos de las palabras a los hechos?, ¿cuándo se va a traducir ese reconocimiento en mayor visibilidad en los diversos campos eclesiales? Creo que es ¡la hora! ¡es ahora y no más tarde! y que seguir esperando puede ser demasiado tarde. Por eso, mi propuesta, siguiendo la etimología de la palabra sínodo: camino juntos, es que se haga un Sínodo de Pueblo de Dios, donde todos y todas, tenga- mos voz y voto. < Si en los documentos no se afirma nada en contra de la mayor participación femenina en la Iglesia, sino al contrario, ¿por qué no pasamos de las palabras a los hechos?, ¿cuándo se va a traducir ese reconocimiento en mayor visibilidad en los diversos campos eclesiales? >
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