Ventana Europea nº 119
VENTANA EUROPEA 27 Diciembre 2019 te desde la parroquia San Nicolás de Ámsterdam. Tanto la comunidad de Enschede como la comunidad de Utre- cht se originó con la llegada de los tra- bajadores españoles, luego tiene una historia de más de 50 años. La comu- nidad de Almere es mucho más recien- te. La ciudad de Almere se ubica en la nueva provincia Flevopólder, tierra ganada del mar en los años 60 del si- glo anterior y es una ciudad que sigue creciendo. En seguida voy a decir algo sobre las características de cada comu- nidad y luego comparto mi reflexión sobre la importancia de juntarse en co- munidades pequeñas para profundizar la fe y el compromiso como cristianos. En este artículo prefiero hablar de las comunidades “latinas”, y no “hispa- nohablantes”, para incluir la identidad cultural que es más que el idioma. Comunidad de Utrecht Dos veces al mes se junta la co- munidad en el centro eclesiástico “Ni- colás y Mónica”, que se ubica en las afueras de la ciudad de Utrecht en el centro del país. Esto facilita que el si- tio también esté al alcance de los mi- grantes que viven en los pueblos alre- dedor de Utrecht, como Houten, Nieu- wegein, Zeist, Bilthoven, Den Dolder. Dentro de los fieles que atienden la celebración litúrgica hay los migran- tes que ya viven hace casi 50 años en los Países Bajos, y hay otros que han llegado hace poco tiempo. Hay gente mayor y gente joven, hay personas de diferentes países latinos y hay holan- deses casados con latinas. Así es posi- ble que el mismo domingo se celebre la fiesta de la Virgen de Pilar y el Se- ñor de los Milagros, una fiesta religio- sa española y una fiesta religiosa pe- ruana. Así se vive la religiosidad inter- cultural. La celebración no se termina con la bendición, sino tomando juntos café o té para enterarse de las gracias y las desgracias de cada uno. General- mente hay unos 30 fieles que partici- pan en las celebraciones, y en ocasio- nes especiales se llena la iglesia. Comunidad de Enschede En los años 60 del siglo pasado los primeros trabajadores españoles llega- ron a la ciudad de Enschede en el es- te de Holanda para trabajar en las fá- bricas de textil. Desde esta fecha has- ta el día de hoy se celebra una vez al mes la liturgia dominical en la capilla de Wonne, que es el centro francisca- no, que atiende a personas sin techo. Los primeros integrantes de la comu- nidad ahora ya son personas mayores, pero la presencia de niños/as muestra que hoy día personas más jóvenes han encontrado la comunidad latina. Hay fieles que viven en Enschede y otros que viven en uno de los pueblos alre- dedores. En el mes de septiembre de 2019 Lucia, uruguaya con su esposo holandés llegó por primera vez a la co- munidad, no solamente para celebrar la misa dominical, sino también para hablar conmigo sobre su relación con el hijo adolescente. Su situación eco- nómica no le permite viajar a Ámster- dam para hablar con alguien del equi- po de Casa Migrante. Como vive cer- ca de Enschede le resulta más fácil ir a De Wonne para relacionarse con otros migrantes latinos y así romper su ais- lamiento. Porque, aparte de la celebra- ción religiosa, lo que anima a los par- ticipantes es la convivencia. Siempre hay algo que celebrar juntos: un cum-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy OTUyMTI5