Ventana Europea nº 120

10 VENTANA EUROPEA Marzo 2020 > REP O RTAJE sufren, que tiene dolor, que necesitan sentirse seguros, que no tienen adultos de referencia, que necesitan que les quieran y sentirse importantes para alguien. Por eso quienes les han de acompañar en esta etapa de su vida tienen que ser esos adultos protectores que nunca tuvieron y que les ayuden a aprender un nue- vo modo de vivir. Cambiar la mirada hacia ellos tam- bién implica entender que sus conductas disruptivas no son agresiones intencio- nadas, en realidad son ma- nifestaciones necesarias de sufrimiento que las expre- san así para poder sobrevi- vir, por lo que es crucial en muchos momentos saber sostenerle emocionalmente y paliar su dolor, desde el acompañamiento. Y siem- pre resaltar lo importante que es mantener una mira- da positiva y realista hacia las posibilidades que toda persona tiene de cambio. Es fundamental que se rea- lice un adecuado proceso de acompañamiento y que se destinen los recursos ne- cesarios para conseguirlo. tránsito a la vida adulta Cada año 4.500 jóve- nes tutelados en España cumplen 18 años, viéndose obligados a emanciparse de manera precipitada, al tener que abandonar un recurso que ha acompañado su pro- ceso durante la minoría de edad. Desde el año 2015, cuando se aprueba la ley 8/2015 del 22 de julio de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, se incorpo- ra un artículo que reconoce la responsabilidad de las comunidades autónomas en los procesos de tránsito a la vida adulta, destinando recursos a los programas de emancipación, de tal mane- ra que se garantice que la continuidad de los procesos cuando se alcanza la mayo- ría de edad, por lo menos hasta los 21 años. Teniendo en cuenta que la media de edad de eman- cipación de los jóvenes en España es de 30 años, estos chicos y chicas lo tienen que hacer 11 años antes y generalmente con me- nos apoyos. Además, esta emancipación tan tempra- na también se caracteriza por una urgencia a la que se añade, por un lado, la peculiar y lenta burocracia de la administración públi- ca, y, por otro, el bagaje de experiencias difíciles que tienen en su haber. Las di- ficultades de estos jóvenes a la hora de afrontar el reto de una vida independiente y autónoma son similares a las de cualquiera de los jóvenes de este país, donde la tasa de desempleo en me- nores de 25 años en junio de 2019 alcanzaba el 32%. El agravante en los casos de los chicos y chicas extutela- do es que en la mayoría de los casos carecen de redes de apoyo, tienen dificul- tades a la hora de renovar sus permisos de residencia, conseguir permisos de tra- bajo y, en definitiva, dotarse de las herramientas para al- canzar una vida autónoma. El diario gallego El Co- rreo publicaba el 17 de fe- brero de 2017 una noticia cuyo titular era: “El 47% de jóvenes tutelados salta a la vida adulta en situación precaria”. Este porcentaje se ha incrementado en los últimos años. La admi- nistración pública ha de garantizar que los niños y niñas que se encuentran bajo el sistema de protec- ción puedan comenzar con 16 años su proceso de trán- sito a la vida adulta, para que el cumplir los 18 años no se vean abocados a una situación precaria y de ex- clusión. Por lo tanto, tiene la obligación de promover estos programas, destinar recursos, apoyar a las en- tidades con proyectos de emancipación para que es- tas cifras no aumenten sino que disminuyan.  < Cambiar la mirada hacia ellos también implica entender que sus conductas disruptivas no son agresiones intencionadas, en realidad son manifestaciones necesarias de sufrimiento que las expresan así para poder sobrevivir. >

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