Ventana Europea nº 121
10 VENTANA EUROPEA Julio 2020 BARRIO AMÉRICA L a pandemia vista desde Iberoamérica ocupa un lu- gar importante para el análisis, sobre todo cuando la visionamos desde la movilidad ya existente entre los distintos países que comprenden la migración y el refugio en la zona. México sin duda, ya mantenía fuer- tes lazos móviles tanto con el norte como con el sur. Las idas y las vueltas de personas deportadas, de solicitan- tes de protección internacional, así como de migrantes que expulsa el propio país componen un flujo constante que por causa de la pandemia se ha visto detenido, pero solamente en parte. En EEUU, ahora mismo es difícil saber cuántas per- sonas en situación irregular están esperando en la corte por un juicio. Muchas de ellas permanecen en el país a la espera de su próxima cita. Hoy sabemos que los que están en proceso tienen que esperar a que las cortes abran. Sumando, se tienen que quedar ahí, enfrentando las mismas adversidades y amenazas de salud a las que nos enfrentamos todos, pero debido a las circunstancias de sus viajes, sus condiciones de vida o sus condiciones de trabajo, el riesgo aumenta. Las deportaciones por parte del gobierno de Donald Trump no han cesado, todo lo contrario, han continuado durante el confinamiento y si cabía que fueran peores en estos tiempos, lo han logrado. Las casas migrantes ubica- das en México, las organizaciones que trabajan con mi- grantes en Guatemala, El Salvador y Honduras manifiestan el rechazo a las mismas no solo porque violan los derechos humanos (que ya esto, en sí, sería suficiente para no tener más) sino porque las expulsiones se han realizado sin ase- gurar la salud de los expulsados. En este caso, las pruebas PCR se han aplicado desde el inicio de la epidemia, gra- cias a ellas, se ha realizado el diagnóstico mediante téc- nicas pertinentes. En los últimos días están empezando a realizarse pruebas mediante una segunda batería de téc- nicas que son los denominados test de diagnóstico rápido, que permiten conocer en 10-15 minutos (la PCR tarda va- rias horas) si una persona está o no infectada. Pues este privilegio está negado a migrantes y per- sonas en movilidad expulsadas por el gobierno de EEUU. El manejo de esta crisis debe ser abordado desde una visión más global y de cooperación que desde una visión nacionalista y destinada solo a los propios. El ma- nejo de la enfermedad, por parte de los gobiernos de tinte populista en América Latina ya ha demostrado que tienen piernas cortas y que no se puede ir más allá de lo evidente que impone la realidad. La enfermedad, hay que reconocerla, eso lo primero, y después, diálogo in- ternacional y de cooperación entre los involucrados. En la medida en la que los países latinoamericanos continúen separados por las ideologías de sus gobiernos, lo más probable es que las medidas que tomen unos y otros no ayuden a superar la cuestión. Esta es una situa- ción en donde, sin duda, si no salimos todos de aquí, no saldremos ninguno (o bien, volveremos a la enfermedad y al confinamiento nuevamente). Las medidas globales, los protocolos, globales y las pruebas diagnósticas también. En la medida en la que se continúe haciendo una dis- tinción entre población de primera (nacionales del país) y los otros (migrantes y refugiados) no lograremos ata- jar ningún reto. La Covid-19 trae consigo más complicaciones en las circunstancias de vida de todas las personas en situación de movilidad. Frente a la hostilidad de las políticas res- trictivas, el tema de la pandemia vino como inesperado y vino a reforzar estas lógicas. Estas personas terminan en un limbo legal, sobre to- do por el cierre de las fronteras. No se pensó en las ne- cesidades específicas de estas poblaciones que estaban en movimiento. La propuesta es ir hacia una gobernanza global o por lo menos regional y coordinada. Acciones, monitoreo constante México-Guatemala- EEUU. La atención médica- psicológica, porque de mo- mento es una crisis sanitaria, pero esta se va a convertir en una crisis en cuanto a psicología social además de gra- ve crisis económica en la región. Un actor preponderante es el liderazgo de la socie- dad civil. Albergues para migrantes y el esfuerzo para adaptarse a las circunstancias. Debe haber un reconoci- miento para ellos. Lo primero es la palabra y volviendo a lógicas lingüís- ticas, una pandemia, quiere decir eso precisamente, se- gún la RAE: “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región” el virus no tiene fronteras, ya por definición. Para librar la batalla contra este, debe- mos pensar igual que el y no tenerlas tampoco a la hora de aplicar medidas de protección que, primero, facili- ten a todos los países por igual el tratamiento del virus. Si uno cae, volveremos a caer todos porque la movilidad no se puede detener por completo. Ya lo hemos visto, también en Iberoamérica. Cecilia Estrada Villaseñor OBIMID – Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones Universidad Pontificia Comillas. La vuelta para atrás en tiempos de Covid-19
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