Ventana Europea nº 121
VENTANA EUROPEA 19 Julio 2020 la iglesia y los pobres Aquí es donde la Iglesia de Bélgica hace lo que pue- de y sirve a los pobres. Ofrece ayuda social ur- gente al que se lo pida, ocu- pándose de ello trabajado- res sociales comprometidos. Basta con llamar por teléfono al número 0800 35 243, “nu- méro vert”, número gratuito en la región de Bruselas. También existen unos restaurantes en distintos puntos de la capital soste- nidos por la Iglesia, como el Centro Snijboontje en el metro Etangs Noirs, o Na- tivitas, en la rue Haute, o Il Poverello, o Las Conferen- cias de San Vicente de Paúl, o la Entraide St- Gilles, o Culturenghem en Anderle- cht y les Petites Soeurs de Pauvres en Marolles, en- tre otros, que dan de co- mer o preparan alimentos para consumir en las casas, o distribuyen arroz, con- servas, o productos frescos que estas asociaciones ad- quieren de las superficies de alimentación de la ciu- dad o de los mismos mata- deros y mercados con el gé- nero que no se ha vendido. negro futuro Pero el futuro aquí, des- pués de esta pandemia, se- rá muy duro para los inmi- grantes que viven al mar- gen de la sociedad, a base de trabajos en negro o con contratos de servicios que tienen el peligro de perder- los después del Corvid y no tendrán derecho a ningún subsidio. En dos o tres años, se da aquí por seguro un aumento del paro, y si no se encuen- tra un trabajo no es posible vivir ni integrarse en la so- ciedad. Pequeños negocios y restaurantes o tiendas fa- miliares, donde muchos in- migrantes consiguen traba- jo, tendrán que cerrar por culpa de esta crisis que les habrá convertido en deudo- res sin recursos. También muchos trabajadores inde- pendientes que se defen- dían por su cuenta, care- cerán de clientes, acosados también ellos por la crisis y las deudas. Por eso la población pobre, y en concreto los in- migrantes, pasarán muchos más apuros para sobrevivir como consecuencia de es- ta crisis. Pienso que lo que pue- da venir después de es- ta pandemia tendrá mucho parecido con aquellos años de la revolución industrial en el siglo XIX. Los pobres no llegarán a salir de su pobreza, temiéndose tris- temente un incremento de suicidios debido a la deses- peración. Voluntarios A mediados de marzo, Bélgica impuso, a cau- sa de la pandemia, un cierre de emergencia de los centros de de- tención de migrantes para ayudar a prevenir la propagación del vi- rus, con lo que cientos de ellos se quedaron sin cobijo. Además, tam- bién se cerró el centro de recepción en Bruse- las que registra a los so- licitanes de asilo. Ante esta situación, nu- merosos voluntarios, además de instituciones de la Iglesia, han acudi- do en ayuda de tantos inmigrantes que se han quedado sin recursos y con graves problemas de contagio por el co- ronavirus. Tanto es así, que unos 250 migran- tes salieron de centros de detención de todo el país para evitar dicho contagio. Como siempre, los que más expuestos al contagio han sido los más pobres entre los pobres: los inmigran- tes y solicitantes de asilo. Y, como siempre, han sentido la solidari- dad de, en muchas oca- siones, personas anóni- mas. n n n
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