Ventana Europea nº 125
10 VENTANA EUROPEA Marzo 2023 > REP O RTAJE milia, de convivencia, pe- ro también de ir por ahí con los amigos y un mo- mento también de salir con los amigos que se van co- nociendo en el trabajo o en los estudios. Los sábados son más tiempo de estar en casa, un día en el que se dedi- can más a la limpieza, a es- tar juntos (alguna vez hasta juegan algún partido de fút- bol en el terreno que tienen alrededor de la casa). Los que se levantan muy pronto se levantan más tarde, pe- ro son días de estar más de convivencia las dieciocho personas, seis en la casa del Canal, ocho en la de Renfe y dos en las caravanas (los africanos y un matrimonio peruano con tres hijas). En la casa hay más mu- sulmanes que cristianos, por casualidad y porque en África hay muchos musul- manes. En esa casa, como no tienen subvenciones de nadie (solo Cáritas les ayu- da) se sienten libres para acoger a quien quieran. Ni tienen plazas concertadas ni que responder ante na- die. Se vive del sueldo de cura de Jorge, que va ín- tegro para esas casas, ade- más de ayudas de amigos y conocidos, de cinco eu- ros, diez, doscientos, a ve- ces mil... “A veces nos va demasiado bien, comenta Jorge. Otras veces hay que salir corriendo a buscar di- nero. Entonces hay que ir- se por ahí, a una parroquia, a alguien, a decirles mirad que no tenemos nada, si nos puedes echar una mano, pe- ro también nos dan comida, nos dan cosas. Yo sí que soy buen ahorrador. No hago muchas cuentas, cosas que está mal, pero voy ahorran- do bastante también”. Él siempre ha querido ser “un hombre de Iglesia” en es- te trabajo con los más des- favorecidos y están en red con otras asociaciones de la Iglesia, como Pueblos Uni- LA HISTORIA DE VISMAR El padre de Vismar, que era pescador, mu- rió en el mar durante la guerra de Liberia, cuando Vismar tenía seis años, su hermano cuatro y las otras dos hermanas, que eran más pequeñas, tenían seis. Cuando vuelve del colegio se entera de que su padre había muerto, su madre y sus dos hermanas no es- taban y ya nunca más su- po de ellas; no sabe si las mataron, las raptaron o qué ocurrió. Como esta- ban en guerra, a su her- mano y a él les llevaron a un campo de refugia- dos en Ghana, donde les atendieron muy bien, pero luego, y con ocho o diez años, estuvo trabajando en una mina donde le pa- gaban una miseria, un eu- ro al día. Y después, de pa- nadero. A veces se caía del peso que llevaba la ces- ta del pan hasta que de- cidió venirse. Y de país en país hasta llegar a Sene- gal, donde cogió una pa- tera junto a otros casi se- tenta subsaharianos. Fue- ron siete días, hasta llegar a Canarias, de mar embra- vecido con olas que pa- recían montañas, de olas enormes, de acabarse la comida, de acabarse todo y de llorar todo lo llorable del mundo. Y llegó a Canarias. De allí le trajeron a Madrid, donde le recogió la Cruz Roja y, después, Pueblos Unidos, donde conoció a Jorge, y a partir de ahí ha sido una vida intensa, de salida de todas las pena- lidades que había pasa- do. Desde la casa de San Francisco de Asís ayuda- ron a estudiar a su her- mano, que está ahora tra- bajando en un banco en Ghana, donde le hicieron una casa, se casó y ya tie- ne una hija. Vismar se quedó aquí, frecuentaba la parroquia y se casó con una chica de la parroquia. Tienen dos hijos y está ahora mismo de encargado en un hor- no de las tortas para pa- ra los tacos. Su mujer es española, maestra en un colegio. La familia de ella son “lo mejor del mun- do”. Le acogieron muy bien y él, como es lógi- co, se porta muy bien con todo el mundo. Es “muy moderno”, ha entendido muy bien la cultura espa- ñola y a participar la casa junto con su mujer, des- de la limpieza hasta en la comida, es una pareja de estos tiempos. Vismar y su familia siguen yendo por la parroquia de Santa Ma- ría de la Guía (al lado de la Plaza de Castilla, de Ma- drid) donde colaboran en todo lo que pueden. [ Jorge siempre ha querido ser “un hombre de Iglesia” en este trabajo con los más desfavorecidos y están en red con otras asociaciones de la Iglesia, como Pueblos Unidos, Sercade, la parroquia de San Carlos Borromeo, la Merced Migraciones, la asociación El Olivar y alguno más. ]
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