Ventana Europea nº 125

VENTANA EUROPEA 23 Marzo 2023 ne, mientras ejercía la pros- titución. Ya son tres los fu- nerales celebrados en nues- tra Misión de jóvenes ase- sinadas. Eso realmente nos conmovió. En cada uno de estos casos, unos días antes de la celebración, algunas responsables de la asocia- ción vienen a reunirse con- migo para preparar el fune- ral: participaron haciendo las lecturas y algunos testi- monios después de la comu- nión. La responsable de la asociación me dijo si sería posible "un lunes" acudir a la iglesia española para rezar y encontrar la paz. Les dije que sí, que incluso los sacer- dotes nos comprometemos a dirigir este tiempo de ora- ción. Me dijo: "Es aquí, en la iglesia, donde se nos res- peta con nuestro verdade- ro nombre, sin ningún pro- blema. Nos sentimos bien aquí". La mayor parte de es- tas personas, cuyo carnet de identidad dice que son varo- nes, desean ser consideradas como mujeres… Primera visita A principios del mes de junio fuimos a dar una vuel- ta Adeline y Marie Agnès por el Bois de Boulogne. Sería por la noche, de las 9 a las 12. Antes recé y me mentalicé para esta nueva misión. Mis sentimientos eran de temor e incertidum- bre. Encomendé al Corazón Inmaculado de María mi presencia durante las tres horas que pasamos con las prostitutas. La experiencia de Adeline y Marie Agnès, su conocimiento del terreno y de la gente, su "dominio" de la situación y su saber hacer, me tranquilizaron mucho desde este punto de vista. Estas voluntarias les hacían preguntas de forma natural: “¿Quieres un café, un te, con azúcar?... ¿Cómo te llamas… Este es el padre Carlos de la iglesia españo- la, ¿conoces esta iglesia? En esos momentos co- mencé a romper tímida- mente mi silencio, intere- sándome por su país de ori- gen. Y así durante unas tres horas. Humildemente ten- go que confesar que hasta ese momento fui asistido de una fuerza y de una sere- nidad suficiente como para mirar a estas personas a la cara. Varias veces permane- cí en silencio, sin decir na- da. Sólo podía ofrecerles mi presencia, aunque pudie- ra resultar extraño para al- gunas de ellas... ¿Qué hace aquí un sacerdote? ... La baja temperatura de esa noche, después del gra- nizo que cayó la noche an- terior, mi gran imaginación (el hecho de haber dejado su país, su familia, sus hi- jos, las deudas, la vivien- da),... A veces sólo veía "harapos" en forma de per- sonas, a veces me decía "aquí hay una hija amada de Dios Padre, creada por amor y para amar". Lleva- ba conmigo algunas copias de un pequeño mensaje del papa Francisco, que afortu- nadamente no me atreví a distribuir. Una temperatura bajísima y todo lo que esta- ba viendo favoreció que se me formara un nudo en el estómago, y muy poco cor- tés regresé a casa, dejando que Adeline y Marie-Agnès terminaran esta misión. La primera experiencia no fue nada agradable. Además, la tournée en un periodo de confinamiento hacía que el encuentro fuera menos có- modo, ya que la furgoneta en la que vamos tiene unos asientos en los que poder entablar una conversación en torno a un café, pero es- taba prohibido en ese tiem- po. En cualquier caso, les agradecí de corazón su in- vitación como responsable de la comunidad hispano- hablante en París, ponién- dome a la disposición de “Aux captifs” en lo que pu- diera ayudarles. A partir de entonces co- mencé a hacer estas tour- nées con más asiduidad, la mayor parte de ellas a pie durante el mediodía (des- de las dos hasta las cinco) y también algunas por la tar- de (de seis a ocho). Eucaristía participada Actualmente tenemos una eucaristía mensual en nuestra iglesia. Ellas, “les filles”, como dice Adeline, participan en las lecturas y en los cantos, siendo para ellas un momento especial la oración de los fieles: ca- da una expresa su cercanía con el Señor a través de una petición. Terminada la eucaris- tía nos juntamos para com- partir una cena sencilla he- cha por una de ellas. Es un momento muy importante también, aunque para mí no es el más cómodo y fá- cil. Ellas aprovechan para lavar su ropa en unas la- vadoras y tomar una du- cha si lo desean. Hace unos días compartimos la “Ga- lette des Rois” –el roscón de reyes–. Todas tuvieron un regalo de los reyes ma- gos. Organizaron una fiesta con bailes y canciones tí- picas de sus países. El am- biente fue mucho más dis- tendido. Nos acompañó en n n n

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