Ventana Europea nº 116

VENTANA EUROPEA 5 Abril 2019 > P olio llegó desde una ruta afri- cana mul- ticolor: desde Camerún a Marruecos pasando por Ni- geria, Níger y Argelia. Es- ta ruta marcada por el mal- trato y la explotación, hizo que llegara a Barcelona, pe- ro después de dormir va- rios días en la calle, contac- tó con otros compañeros de travesía que le animaron a venir a Madrid. “Al menos aquí hay un lugar para es- tar”, le decían, refiriéndose a la parroquia vallecana de San Carlos Borromeo que está situada en el barrio ma- drileño de Entrevías (Valle- cas). Y donde, desde hace más de 25 años, un grupo de personas ha intentado poner en práctica el mensa- je evangélico de Jesús so- bre todo y entre otras cosas en torno a la acogida e in- tegración del inmigrante, y, en general a seres humanos a los que nuestra sociedad excluye. PARROQUIA DE SAN CARLOS BORROMEO En San Carlos Borro- meo cada vez son más las personas que entran y se quedan. Pero no se quedan para crecer, fortificase y re- godearse de los bien que se está “aquí”. Huimos –nos dicen– de esa concepción muy habitual en grupos y colectivos que ya denun- cia el Evangelio de Jesús “hagamos tres tiendas”. Después de muchos años de andadura juntos han ido descubriendo lo que uno de ellos escribió hace tres años: “los que hemos salido de la parroquia de Entrevías, hemos iniciado nuestro deambular por el desconocido mundo de lo marginal, o desde ahí, des- de ese mundo, hemos reca- bado en la parroquia, esta ha sido para nosotros una Meca, un punto de encuen- tro, de referencia, donde hemos ido compartiendo y aprendiendo de los que ahí estaban, de las madres, de los curas, de los chavales, de las familias, de los ami- gos cercanos y lejanos, de todos los que por su puer- ta entraban, en definitiva de los que conformaban, conformábamos la parro- quia, de todo su mundo y del mundo que giraba en torno suyo”. Por eso, desde esta plataforma, espacio, comunidad, asamblea (re- conozcámosla como mejor signifique) fuimos formu- lando la fe en las personas y la acogida incondicional como seña de identidad comunitaria. Además de la denuncia como revulsivo frente a la generación de injusticias que nuestra so- ciedad vomita sin doquier. Y el anuncio como expre- sión vinculante entre todos y como matrimonio indi- soluble de la denuncia. Sin aquel esta será una quimera ideológica o tranquilizado- ra. Así San Carlos Borro- meo se va conformando no por quienes están dentro, sino por todos aquellos que están fuera. Javier Baeza, el cura responsable de la parroquia, habla de otra protagonis- ta desde dentro que decía: “Estos años en la parroquia de San Carlos Borromeo hemos aprendido a afrontar el riesgo de nuestra propia vida hasta el final, intentan- do no tener miedo, porque se puede; y solo el miedo es lo que se opone a la fe”. Pues eso, construir espacios de fe, de no-miedo a ningún poder es lo que constituye en la concreción del día a día el quehacer cotidiano. espacios de acogida Desde esta experiencia se entienden los espacios de acogida de la parroquia. Como el realizado a Ma- hamadi que caminó arries- gando hasta el final. Fue rescatado el 26 de junio de 2018 por Salvamento Marí- timo en aguas del Estrecho después de remar durante horas junto a otras 12 per- sonas. “No me quedaba otra opción, asumí el riesgo de morir porque si miro hacia atrás, no me queda nada”, explica Mahamadi, huér- fano desde la adolescen- cia, que se responsabilizó demasiado pronto de sus hermanos, enfrentándose al hambre y miseria instau- rados en su país, Burkina Faso. A Vallecas llegó porque le dieron un mapa: “Un día nos dieron un mapa donde < Desde esta plataforma, espacio, comunidad, asamblea (reconozcámosla como mejor signifique) fuimos formulando la fe en las personas y la acogida incondicional como seña de identidad comunitaria. >

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