Ventana Europea nº 125

VENTANA EUROPEA 31 Marzo 2023 que seamos capaces de decirle eso a alguien que ha tenido el valor de dejar su tierra jugándoselo todo. El camino de vuelta a “sí misma”: el prin- cipal problema no es estar lejos de la tie- rra, sino lejos de uno mismo Natalie pasó de la residencia a un piso compartido con otras jóvenes, también gestionado a través de Cári- tas. Y mientras, a través del Servicio Diocesano de Empleo, comenzó a ir al Campus Cáritas Madrid, un espa- cio para jóvenes, ubicado en el Ensan- che de Vallecas, donde se les ofrece la oportunidad de seguir formándose pa- ra que vuelvan a ilusionarse con una posibilidad real de empleo en secto- res emergentes, a la vez que participan en espacios de ocio donde conocerse y establecer lazos afectivos. Así retomó el camino a la norma- lidad y el “camino de vuelta a sí mis- ma”. Ahora volvía ser una joven estu- diante, que compartía inquietudes con otros jóvenes de su edad, muchos de ellos en su misma situación como per- sona migrante. “Me vi de nuevo ha- ciendo cosas propias de mi edad”. Al principio, nos dice, tuvo dudas cuando le dijeron que por qué no seguía estu- diando, y hasta le sorprendía ver sus resultados académicos. Una vez más, era capaz. Esta historia con un feliz final aca- ba como empezó. Con una llamada. En esta ocasión con una llamada de te- léfono para informarle de que había si- do seleccionada y podía empezar a tra- bajar la próxima semana. Natalie aca- ba de encontrar un trabajo, en el ám- bito de la salud, para lo que se ha for- mado en los últimos meses. Y tocaba de nuevo decir adiós. “Llamé a Cáritas contenta pero emocionada para decir que dejaba mi plaza en el piso com- partido para otra joven que la necesite más que yo, para que le deis la oportu- nidad que me disteis a mí un día”. Las puertas abiertas y el corazón lleno de nombres Para Natalie, como para las cien- tos de personas migrantes que llaman a nuestra puerta cada año, Cáritas Ma- drid ofrece un proceso de acompaña- miento y apoyo integral, centrado en la persona, en lo que cada una de ella necesita, para que llegue al máximo de su potencial. Este recorrido puede comenzar en una de las más de 400 Cáritas parro- quiales, donde un equipo de volunta- riado las orienta, asesora, les ofrece productos básicos o ayuda jurídica o psicológica. Pero damos un paso más. El de llegar al “corazón” de la perso- na, el de devolverles la dignidad y la seguridad. Este proceso implica que puedan tener un hogar, encuentren un empleo y tejan sus propias redes de apoyo; para eso están los servicios de Empleo o Vivienda, y las actividades formativas y lúdicas. En estos espa- cios, nos dice Natalie, “he podido co- nocer a personas que se han converti- do en mi familia, ahora me siento un poco más de aquí, menos sola; en Cá- ritas nunca te sueltan del todo, te lla- man para saber cómo estás, te dan alas y tú emprendes el vuelo”. La inmigración lleva consigo otros problemas asociados. Problemas en el país de origen, como la violencia o la pobreza que impulsan a una persona a abandonar sus raíces para convertirse en un nadie en otro lugar. Y problemas en el país de destino, donde los estig- mas y prejuicios se expanden como las fronteras. No son un problema perso- nal, son un problema social que debe afrontarse desde un punto de vista in- tegrador y global. En un mundo inter- conectado lo que le pase a alguien de- bería afectarnos a todos. El rostro de Natalie, moreno y re- dondeado, es igual al de Ivana, rubia de ojos claros, o al de Abdel, de pe- lo rizado y tez sonrosada. Son los ros- tros de personas migrantes que un día decidieron darse una oportunidad. Y con su ejemplo son ellas quienes nos dan la oportunidad de entender que el amor y la caridad no tienen fronte- ras, que nadie se lleva nada que no le pertenece, y que lo que de verdad nos empobrece es reducir nuestra mirada a un territorio o no reconocer que la multiculturalidad nos enriquece como sociedad. Seremos más ricos cuanto más nos abramos y nos demos a los demás. Así nos los recuerda también el papa Francisco cuando nos dice que “las personas migrantes nos enrique- cen con su sacrificio y entusiasmo” y que no olvidemos que “incluso Jesús fue un refugiado”.  [ En estos espacios, nos dice Natalie, “he podido conocer a personas que se han convertido en mi familia, ahora me siento un poco más de aquí, menos sola; en Cáritas nunca te sueltan del todo, te llaman para saber cómo estás, te dan alas y tú emprendes el vuelo”. ]

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