Ventana Europea nº 125

ENTRE C ULTURAS 30 VENTANA EUROPEA Marzo 2023 > L a forma en la que me ha acogido ha superado mis expectativas”. Así nos di- ce Natalie —y se le ilumina la mira- da— cuando se refiere a cómo ha sido recibida en Cáritas Madrid. Antes de esta puerta que encontró abierta, le ce- rraron muchas otras. Ella llegó a Ma- drid hace un año, traía, dice, “una ma- leta con pocas cosas, muchas ilusiones y también mucho miedo”. Ese mismo miedo que la tuvo pa- ralizada en su país víctima de un daño que no merecía, y que la hizo un día salir corriendo y cruzar un océano. Es- te primer paso puede ser el último pa- ra alguien que decide migrar, bien por- que su verdugo le dé un golpe certero que acabe con todo, bien porque un país la deje atrapada en sus fronteras, o bien porque el mar se lo trague todo.  Aterrizó en Madrid con apenas 20 años. En Madrid no la esperaba nadie. En Madrid nadie la perseguía. Ahora era ella la que podía perseguir un sue- ño. “El camino no ha sido fácil”, nos dice, “no voy a mentir, yo soy una mu- jer joven, inmigrante, morena de piel y que usa palabras ‘raras’ cuando ha- bla; además, tampoco tenía un papel que me diese derechos” —como si el derecho a vivir dignamente fuese un bien adquirido—. “Cuando llegas a un país tener o no papeles lo condiciona todo, sin eso eres menos que nada, no puedes ni tener contrato de celular, ni alquilar piso, no puedes trabajar, y el círculo se cierra”. El círculo se cierra al ritmo que se cierran las oportunida- des. Esta situación hizo que Natalie pa- sase de vivir en un hostal, hasta que agotó sus ahorros, a vivir en la ca- lle. “Y ahí sí que es duro”. Compar- tió banco y lágrimas con otras perso- nas que habían corrido su misma suer- te. Un día reunió fuerzas —porque hay que ser valiente para pedir ayuda— y se acercó a uno de los centros de Cá- ritas Madrid para mujeres sin hogar. Y una luz nueva volvió a brillar para ella. “Sin preguntas, sin reproches, to- do fue amor. Me abrieron las puertas, aunque también me advirtieron que te- nía que poner de mi parte, que la pri- mera oportunidad me la tenía que dar yo misma”. Frente a uno mismo y frente a los demás para mirar hacia delante Es fácil caer en la desesperación, e incluso, hacer propios los mensajes de los demás. Las personas migrantes tienen que enfrentar sus miedos y en- frentar a la vez a los miedos de las per- sonas que las reciben, cargadas de pre- juicios e incomodas frente a la pobre- za o la vulnerabilidad. “Para mí fue revelador el día que entré al apartamento de la residencia de Cáritas Madrid. Me duché y me quedé mirándome al espejo, que hacía meses que no me miraba, y ahí me vol- ví a encontrar de nuevo conmigo. Con el cabello liso, y largo como lo lleva- ba en mi país. Me vi y pude reconocer a la persona que había estado perdida desde hacía tiempo”. Ese fue el mo- mento de inflexión para Natalie. El proceso migratorio y las decisio- nes que lo motivan van desdibujando a la persona por el camino. No creerte con derecho te hace vulnerable, y lo peor, hace que te creas todo lo que los demás ven de ti: no eres de aquí, nun- ca podrás llegar lejos, confórmate con lo que te den, no puedes aspirar, qué vas a aportar tú… Qué contradicción Dar y darse una oportunidad Pisos para migrantes en Cáritas Madrid Una de las muchas acciones que las Cáritas españolas llevan a cabo en todo el territorio español es la acogida a personas mi- grantes. Llegan solas, pobres, desorientadas, pero con muchas ganas de luchar. Es el caso, entre muchísimos de Natalie. Cári- tas Madrid la acogió, pero en otra Cáritas le hubiera sucedido lo mismo, Cáritas diocesana . Madrid

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