Ventana Europea nº 124

VENTANA EUROPEA 31 Junio 2022 blico. La sala, con 50 sillas de aforo, es una jaima cubierta por mantas en la parte inferior mientras la superior está habilitada para ir proyectando imáge- nes reales que entroncan con el texto que se interpreta. Una tienda de un campo de refugiados Estamos ante un espacio que en- marca un texto firmado por Marío Ve- ga, y donde los asistentes viven la ex- periencia dentro de una tienda como la de un campamento de refugiados. Donde se siente la esperanza, la cele- bración, la vergüenza, el miedo y has- ta la sombra de la muerte que se cierne sobre este campo de refugiados. Ahí, su director propone entrar en esa jaima cubierta de mantas, quitarse los zapa- tos y si es posible los prejuicios, para hacerse confidente de dos mujeres en un encuentro de 50 minutos en donde se tejen narraciones que nos hablan de tantas cosas que sirven de paradigma para las de muchos refugiados: los se- cuestros, las muertes, los abusos se- xuales, que han configurado sus vidas. Al “meterse en la escena “el especta- dor –también coprotagonista de algu- na manera– se siente aprisionado por tanto dolor en un espacio tan peque- ño. Un espectáculo que combina la in- terpretación con los contenidos audio- visuales filmados en 360º. Y que lue- go suele salir fuera de los teatros en distintas ofertas en forma de mesas re- donda, experiencias pedagógicas, en- cuentros con el público... No es extraño que esta oferta se iniciara en Canarias (tierra tan afec- tada por la emigración que salió y la que ahora llega) porque la producto- ra es canaria, el autor del texto es ca- nario y el gran periodista de esa tie- rra Nico Castellano (nacido en Tel- de) ha servido de consejero, asesor de contenidos y apoyo, tras su largo, intenso, y emocionante recorrido pro- fesional en tantos lugares difíciles – últimamente en Ucrania–. Y siempre moviéndose en la necesaria denuncia de la situación de los sufrientes, mu- chas veces migrantes y refugiados. Al presentar la obra en abril de este año declaraba que “Uno sabe cuándo se convierte en refugiado, pero no sabe cuándo va a dejar de serlo”, o como cuando denuncia el campo de Moria como el “laboratorio en las puertas de Europa donde se trituran los derechos humanos”.· A ellos se ha incorporado un gran elenco técnico y artístico ( donde des- tacan las actrices Ruth Sánchez y Mar- ta Viera) que nos hace llegar la historia basada en los testimonios reales de dos refugiadas, Zohra Amiryar (Afganis- tán) y Duaa Alhavatem (Irak) y con un montaje que sigue la línea muy creati- va de la productora canaria y que se va alternando con extractos de la entre- vista realizada a ambas en Moria y que se proyecta en 360 grados. Eso sirve para envolver al espectador en un tor- bellino de sensaciones que van de la esperanza a la angustia, pasando por la nostalgia, la rabia y la impotencia. Y mientras “el afuera” se hace audible, visible, con impresionante testimonios de ese campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, ese alma- cén de hombres y mujeres en el que el dolor, la inacción y el aburrimiento son antesala de la muerte o del desva- río. Y se intuyen la basura, las peleas mientras se escuchan, con una cerca- nía cómplice, los abusos sexuales. Dos refugiadas y sus familias Todo ello enmarca un espacio es- cénico donde el público se puede o no contagiar en mayor o menos grado por las dinámicas ofrecidas. Así la audien- cia no se compone de espectadores pa- sivos sino que estos forman parte de la puesta en escena, por pequeño que sea su papel. Y están autorizados a explo- rar el espacio escénico como quieran porque son invitados a convertirse en parte activa de la actuación. Así la re- lación con el público es muy diferente y el espectador tiene la posibilidad de construir su propia historia. El espectáculo cuenta la historia de esas dos refugiadas y sus familias a las que no les queda más remedio que huir de sus respectivos países. La dramatur- gia se sostiene a partir de testimonios reales filmados en el campamento de Moria con Mario Vega, y la supervi- sión Nicolás Castellano (periodista de la Cadena SER especializado en mi- graciones forzadas), Anna Surinyach (fotoperiodista de la Revista 5W), y Valentín Rodríguez (producción). El espectáculo deja de serlo cuando en- tramos en contacto con las refugiadas. Ambas tuvieron que sobrevivir a bom- bardeos, atentados, naufragios y pena- lidades en Afganistán y Bagdad y se creyeron salvadas (craso error) al pi- sar tierra europea en ese campo de re- fugiado en la isla de Lesbos, un espa- cio común, donde tienen de compa- ñeras de viaje y estancia a infinidad de personas desconocidas, que sufren tanto por dentro y por fuera, en el peor momento de sus vidas según trasmiten vital e icónicamente las actrices y los ambientes escénicos por los que tran- sitan. Ahora tienes otras personas des- conocidas para ella: los espectadores que participan del drama que a todos, conscientemente o no, nos afecta. Estamos ante una muestra de un teatro documento que convertido en bofetada nos hace agachar la cabeza y por pura vergüenza, el aplauso fi- nal debe quedar en silencio ante tan- to abuso sobre los emigrantes, refugia- dos, paradigmas de los más vulnera- bles seres humanos. 

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