«Los migrantes que llegan actualmente buscan sobrevivir»

Theo Beusink, después de 50 años trabajando con los inmigrantes en Amsterdam, ha sido condecorado con la medalla de Isabel la Católica. Y es que Theo es un carmelita muy «sui generis». Hace ya tiempo que se le definió como una mezcla de místico urbano, sociólogo de la exclusión, trabajador incansable y bohemio con licencia eclesiástica. Aunque estuvo unos años luchando contra el papel en el que se imprime Ventana Europea, se ha convertido en uno de los mayores defensores de la revista. No falla en las reuniones y siempre es un pozo sin fondo de sabiduría humana y divina.

Pero esta condecoración no ha sido la primera que se le ha concedido. Entre otras, la medallla de la ciudad de Amsterdam que le concedió el ayuntamiento hace ya años. Porque Theo es muy popular en Amsterdam. Además de las labores pastorales con los inmigrantes hispanohablantes, es «capellán» de las prostitutas del famoso barrio rojo de la ciudad y trabaja de guía turístico, que todo es poco para que la Casa Migrante siga funcionando.
Ventana Europea: ¿Qué tipo de emigrante llega actualmente a Holanda?
Theo Beusink: Los migrantes que llegan actualmente buscan sobrevivir y no crearse perspectivas. Es el joven que tiene que aprender cómo pasar de «indignado» a «autogestionario» y cómo fiarse en sí mismo y en sus compañeros de la suerte y ya no contar con el estado u otras autoridades. Es un fenómeno preocupante, pero me preocupan más otros ya mayores, que ya vivían como excluidos en la sociedad y que ahora han perdido el amparo económico de familiares o amistades pues en crisis.
V.E.: ¿Qué grado de xenofobia hay en Holanda?
T. B.: En Holanda hay claramente bastante menos xenofobia que en otros países de Europa, como en España; aquí ya preocupa poco. Hay europeismo tanto por razones económicas cómo por motivos de verdadera solidaridad.
 
V.E.: ¿Cómo es tu labor con los emigrantes españoles en Holanda?
T. B.: Siendo joven me desperto la expresión «la opcion por el pobre»; más tarde llegué a entenderlo cada vez más; ahora me indentifico con una palabra nueva «migrantista»: deportista… ecologista… tercermundista… En cualquier caso, mi labor es de acogida, que, en principio, es lo que más necesitan.
V.E.: ¿Qué es eso de la “pastoral callejera”?
T. B.: La pastoral de los migrantes no se realiza en la sacristía ni en el templo, sino en la calle; los migrantes viven en la calle, en la calle es donde buscan compañía… y pastoral.
V.E.: ¿Aportan algo los emigrantes españoles y latinoamericanos a la construcción de Europa?
T. B.: Los migrantes hispanohablantes y todos los demás aportan tanto a la construcción de Europa como los latinoaméricanos y demás migrantes contribuyeron al bienestar y otros progresos en cualquier parte de España. Por esto considero injusto que los marroquíes y latinoaméricanos que enrriquecieron a España, y así indirectamente a todos los países de la Unión Europea, ahora se ven obligados a hacer la maleta en España porque la Union Europea no los deja buscar trabajo «al otro lado de los Pirineos». Es una pena, pero esto funciona así.
V.E.: Los españoles en Holanda ¿de integración nada de nada?
T. B.: Antes de la crisis venían tanto jóvenes profesionales como estudiantes, para en Holanda vivir su ciudadania europea. Ahora el primer objetivo es salvar el pellejo, pero ojo, que nadie vive solo de pan, los tiempos de integración volverán, claro  que volverán.
V.E.: ¿Qué ha significado para ti la concesión de la medalla de Isabel la Católica?
T. B.: Isabel la Católica no es para un pastor de migrantes ninguna figura ejemplar, pues echó de su reino a judios y moros. Parece que el proceso de canonización está parado, si no yo actuaría como abogado del diablo. Prefiero pensar que eso de «tanto monta… monta tanto…» sea para construir una comunidad de nativos y migrantes.
En cuanto a la concesión de la medalla, no es que yo quiera convertirme en ejemplo para nadie, pero sí nos debe estimular pensando que todo este trabajo tiene su fruto, y que ese fruto no es precisamente la condecoración.
V.E.: ¿Cuál ha sido tu experiencia más rica en el trabajo con los españoles?
T. B.: Mi experiencia más rica en el mundo de las migraciones tiene que ver con esa construcción de la comunidad europea, comprobar cómo los hispano-hablantes ya no son solo objetos si no que han llegado a ser sujetos en esta comunidad, aunque en crisis.
Pero, además, tengo la experiencia de los últimos años de mi colaboración en esta revista. Las reuniones para preparar las revistas con los misioneros españoles en Europa y los periodistas y colaboradores, son para mí algo muy importante. Es un proyecto común que tenemos que seguir manteniendo hasta que Dios quiera.

Theo practica lo que él llama una «pastoral diaconal» (pastoral de sericio) que, en un primer momento consiste en escuchar los problemas de los inmigrantes y ayudarles en sus necesidades y a que consigan el fin para el que han ido a Holanda. El segundo momento es ayudarles a descubrir el valor de la solidaridad y despertar el sentido de la «comunidad», teniendo en cuenta que el inmigrante es individualista. El tercer paso es «celebrar», en comunidad, la vida y la fe. «Pasamos, dice, de la vida celebrada a la fe celebrada».