Un número de denuncias
Queridos lectores y amigos: tienes en las manos un número de Ventana que podemos calificar de denuncia. Empezamos con un reportaje sobre el referendum suizo del límite de cupos a los extranjeros y cómo es algo que se empieza correr como la pólvora por media Europa. En Bélgica, a los extranjeros que no tengan trabajo no es que les vayan a expulsar del país, pero no les van a dar ni un céntimo para comer. Ciertamente, unos y otros están en su derecho y les avalan las leyes, pero de la legalidad a la moral, y no digamos a la solidaridad, hay, en este caso, un trecho muy grande. A los que editamos Ventana Europea nos gusta poner a las personas antes que a las leyes (pero, ojo, que no incitamos a nadie a la ilegalidad).
No nos podíamos olvidar de los sucesos de Ceuta y Melilla. El salto de la valla y las pateras son todo un símbolo de nuestro mundo. Dice Gabriel Delgado, delegado diocesano de migraciones de la diócesis de Cádiz-Ceuta: «Parece como si estuviéramos ciegos y fuéramos incapaces de ver lo que ocurre entre estas dos orillas y de descubrir, más allá de las alambradas, los mecanismos estructurales y las causas profundas que han ido convirtiendo grandes regiones del inmenso y hermoso continente africano en una especie de polvorín a punto de explotar debido a los saqueos y expolios, a las desigualdades e injusticias, a las guerras y conflictos violentos, a las enfermedades y pobrezas, a la corrupción y a los regímenes dictatoriales».
Y no falta la denucnia de Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger. En la entrevista dice cosas muy claras y muy duras en relación a la emigración en general y, concretamente, al paso de los inmigrantes subsaharianos hacia España: «Me asombra la ceguera con que unos y otros mantienen unas directivas tan crueles como ineficaces. Me asombra que alguien suba a venerar un Cristo de madera en un santuario, y baje luego a controlar el estado de las cruces en que se van a desangrar unos cristos de carne y hueso».
En fin… Un abrazo y una feliz pascua de resurrección.