La Semana Intercultural Ecuménica 2013 movilizó nuevamente a miles de personas
Entre el 22 y el 28 de septiembre de 2013 se celebró en toda Alemania la Semana Intercultural Ecuménica (IKW), que este año tuvo como lema: “Wer offen ist, kann mehr erleben”, lo que significa que quien es abierto puede tener más vivencias y, ciertamente, aquellos que solo valoran lo que conocen y miran con recelo o incluso aversión a todo lo desconocido, esquivando el contacto con personas y culturas diferentes, pierden la oportunidad de enriquecer sus vidas con nuevas experiencias, de descubrir que hay otras formas de vivir y de ver el mundo distintas a las suyas que también son válidas y que, a través del conocimiento mutuo y la tolerancia, la convivencia en una sociedad plural es posible.
La finalidad de las actividades programadas para esa semana, organizada conjuntamente por las Iglesias católica, evangélica y ortodoxa, ha sido fomentar el diálogo y la confianza entre personas de diferentes creencias y procedencias para promover la convivencia armónica entre ellas a pesar de su diversidad, combatir el latente racismo y los prejuicios frente a los inmigrantes, apoyar su integración en la sociedad y hacer valer sus derechos.
LA FUERZA DE LOS PREJUICIOS
Nadie está libre de prejuicios. Heredados o adquiridos, ayudan a orientarse en la complejidad del mundo, simplificándolo al ordenar personas y comportamientos a determinados grupos sociales sin suficiente fundamento lógico. Su peligrosidad radica en que, a través de ellos, se discrimina “a priori” a personas y colectivos, marginándolos.
Sobre los efectos de los prejuicios y el racismo en la actualidad alertaba, a principios de este año, el director nacional de la pastoral para extranjeros en Alemania, Stefan Schohe, en una carta dirigida a los delegados, portavoces y representantes de las Misiones Católicas de lengua materna, de cara a la Semana Intercultural Ecuménica. En ella subrayaba la fuerza de los prejuicios en la sociedad y la dimensión de los comportamientos racistas, incluso entre personas pertenecientes a comunidades cristianas. “El que no respeta la dignidad y los derechos de las personas, el que empujado por el odio persigue, hiere o incluso mata a otras personas, actúa contra la voluntad de Dios”, advertía el prelado, y recordaba la incompatibilidad de tales conductas con las creencias cristianas.
EL RACISMO EN LA MENTE
El racismo anida en la mente, alcanzando incluso círculos que se consideran inmunes a ideas extremistas. En una revista publicada por el Comité Ecuménico organizador de la IKW, concebida como lectura preparatoria de la misma, se recogía esa afirmación, así como el resultado de un reciente estudio de la fundación “Friedrich-Ebert-Stiftung”, en el que se constata un alarmante crecimiento de tendencias racistas y antidemocráticas entre la ciudadanía alemana. Casi la mitad de las personas sin historial migratorio son de la opinión de que en su país viven demasiados extranjeros y aproximadamente el 60 por ciento de la población cree que ciertos colectivos, como el de los musulmanes, a los que se estigmatiza como un peligro para la sociedad, no deberían gozar de los mismos derechos que el resto de los ciudadanos.
Con el aumento de inmigrantes de países del sur de Europa, a causa de la crisis económica y financiera actual, y el de personas que buscan asilo político huyendo de los conflictos bélicos del mundo, crece y toma fuerza un racismo no reconocido, que se manifiesta en comportamientos hostiles hacia los que llegan, sobre todo si tienen otro color de piel, se visten de forma diferente y mantienen creencias y costumbres ajenas a las habituales en Europa.
Las comunidades cristianas y demás organizaciones participantes en la IKW alertaron, con numerosas actividades, sobre el peligro del racismo moderno, intentando marcar el camino para una sociedad igualitaria, en la que todos, sin distinción, tengan los mismos derechos. Una meta tan loable como utópica.
INAUGURACIÓN EN KIEL
La semana intercultural 2013 se inauguraba en Kiel el pasado 21 de septiembre con una misa ecuménica oficiada por el obispo de la Iglesia Evangélica Luterana en el norte de Alemania; el obispo auxiliar del arzobispado de Hamburgo y el metropolita augustinus de la Iglesia Ortodoxa Griega en la República Federal Alemana.
Esta semana, que en un principio se denominaba “Semana del Ciudadano Extranjero”, se celebra cada año desde 1975, siempre en la última semana de septiembre. Desde entonces, el interés por las actividades interculturales e interconfesionales que se ofrecen no ha dejado de crecer. Faltan todavía cifras exactas para 2013, pero como ejemplo se puede citar que en el año 2012 tuvieron lugar en 500 ciudades alemanas más de 5.000 eventos organizados por coaliciones entre iglesias, asociaciones humanitarias, sindicatos, organizaciones de migrantes e iniciativas locales.
ATENCIÓN ESPECIAL PARA LOS REFUGIADOS
En el marco de la IKW tuvo lugar, el 27 de septiembre, el “Día del Refugiado”. Con ese motivo, el arzobispo Dr. Robert Zollitsch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana; el presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica, Dr.h.c. Nikolaus Schneider, y el metropolita augoustinus de la Iglesia Ortodoxa Griega en Alemania, Dr. Athenagoras Ziliaskopulos pedían, en un comunicado conjunto, especial atención para las personas refugiadas. En él, los tres representantes eclesiásticos reclamaban a las autoridades federales que se concediese una oportunidad real para la integración a los más de 100.000 refugiados que desde hace años viven en este país sin un permiso de residencia estable y apelaban a motivos humanitarios para que se dispensara, igualmente, el permiso de residencia a personas mayores, enfermas o traumatizadas, exigiendo para todos un trato más justo, no solo en lo referente a ayudas materiales, sino también a sus derechos como refugiados y como personas.
Ante el trato discriminatorio y las vergonzosas prestaciones que reciben los refugiados, el Tribunal Constitucional alemán ya había intervenido en su favor, en julio de 2012, advirtiendo a los responsables políticos de que los derechos elementales del ser humano son inalienables y recordándoles el primer artículo de la Constitución alemana que dice que “la dignidad humana es inviolable, respetarla y protegerla es obligación de todo poder público.”
MÁS SOLICITUDES DE ASILO EN 2013
Según una publicación de la Oficina Federal de Migraciones y Refugiados, el número de personas que llegan a Alemania en busca de acogida va en aumento. Entre enero y septiembre de 2013 solicitaron asilo por primera vez en Alemania 74.194 personas, casi lo doble que en el mismo periodo de tiempo del año anterior, en el que se habían contabilizado 40.201 solicitudes.
Solamente en el pasado mes de septiembre solicitaron asilo 11.461 personas, en agosto habían sido 9.502. La mayoría de ellas procedían de los países de la Federación Rusa, de Siria, Afganistán, Serbia, Irán, Irak , Pakistán, Macedonia y Georgia.
En la primera mitad del año 2013 fueron gestionadas las peticiones de asilo de 31.191 personas, de las que 10.007 se solucionaron de forma favorable, es decir, solo al 32,01 por ciento de los solicitantes se les reconoció el estatus de refugiados.
En septiembre se gestionaron las solicitudes de 8.047 personas, de las que 1.187 fueron reconocidas como refugiadas según la “Convención de Ginebra”.
INICIATIVAS CONTRA EL RACISMO DE LA IKW
La situación en los campos de refugiados de Berlín, Hamburgo y Múnich; el debate sobre el aumento de los inmigrantes y solicitantes de asilo político en Alemania y los movimientos de grupos nacionalsocialistas en la clandestinidad, como el NSU, la célula terrorista que hasta 2011 había asesinado impunemente a diez personas, nueve de ellas extranjeras, y cuyo juicio contra la integrante superviviente del trío, Beate Zschäpe, se está realizando actualmente con gran impacto mediático, fueron los principales temas que se abordaron durante la IKW.
Actos litúrgicos, conferencias, foros de discusión, proyectos escolares, proyecciones de películas, etc., configuraron el amplio programa de actividades en torno a un tema común: el racismo y su erradicación.
Entre el temor y la esperanza
El periódico “Hamburger Abendblatt” publicaba el pasado 10 de agosto un reportaje sobre un refugiado africano que desde hace casi 20 años querría regresar a Niger, de donde había salido en 1992 a causa de una guerra civil, pero no podía porque en el camino a Europa había perdido su documentación y las autoridades diplomáticas de su país no le reconocieran como ciudadano cuando, terminado el conflicto, quiso repatriarse. Desde entonces vive “olvidado” en el norte de Alemania, sin papeles, sin derechos, sin medios para sobrevivir dignamente. Según el mencionado reportaje, este hombre, que hoy tiene 63 años, se aloja desde 1995 en un asilo para refugiados de paso y personas sin techo en un pueblo de Schleswig-Holstein, no lejos de Hamburgo. El permiso de residencia tolerada se le concede cada mes para el mes siguiente; con la ayuda social de la Oficina Federal de Extranjería de 147,31 euros mensuales apenas puede subsistir, pero tampoco le está permitido trabajar para mejorar su situación. En su país era profesor de matemáticas, inglés y geografía y director de una escuela en una aldea africana
Este no es un caso aislado, como él hay miles de refugiados que día a día tienen que vivir recluidos en campamentos o habitáculos muchas veces indignos, con el temor de ser expulsados del país en cualquier momento, pero siempre con la esperanza de que algún día cambie su destino y puedan vivir libres y tranquilos.