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Llegar a la tierra de las oportunidades

Llegar a la tierra de las oportunidades

Entendemos por menores no acompañados los nińos y adolescentes menores de 18 años que se encuentran fuera del país de origen y están separados de ambos padres o de la persona que por ley o costumbre les tuviera a su cargo… Los menores no acompañados pueden haber solicitado asilo por miedo a la persecución, a la falta de protección ante violaciones de derechos humanos, conflictos armados y/o grave disturbios en su país de origen. Algunos de ellos pueden haber sido víctimas de tráfico u otro tipo de explotación o pueden haber viajado a Europa huyendo de situaciones de pobreza severa…”. (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados –ACNUR-).

chica30-ok-300x177-8779704El fenómeno migratorio conocido como de “menores no acompańados” (MENAS) hace su aparición en Europa en la década de los 80, cuando comienza a producirse una cada vez más numerosa llegada de menores migrantes sin referentes adultos que les acompañen. En lo que respecta a España, es a partir del año 1996 cuando el número de menores no acompañados que llega a nuestro país empieza a ser significativo, manteniéndose desde entonces en progresivo aumento.
Siguiendo el criterio del Consejo de la Unión Europea y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se entiende por “menores no acompañados” aquellos niños/as y adolescentes migrantes menores de 18 años que carecen de un referente adulto que les preste la atención necesaria desde el momento de su llegada o que quedan en esta situación en el transcurso de su estancia en el país de acogida, por lo que se encuentran de hecho en situación de indefensión y vulnerabilidad.
Sin embargo, en muchos casos la frontera entre menores “no acompañados” y menores “acompañados de forma inadecuada” no está claramente delimitada ya que, aunque algunos menores residen en el país al que emigran con un referente adulto identificado como familiar o tutor legal, la realidad muestra que en muchos casos este tipo de acompañamiento no lleva consigo aparejado el cuidado y la atención adecuada, encontrándose de hecho el menor en situación de riesgo social y desamparo.
Por lo tanto, también se consideran a efectos de necesidad de protección como menores “no acompañados” aquellos menores extranjeros que residen con un familiar de primer grado (hermanos/as mayores) o de segundo grado (tíos/as, primos/as) pero que no reciben de estos la atención y el cuidado adecuados, encontrándose de hecho en situación de irregularidad administrativa y/o marginación social; los menores extranjeros que residen con adultos cuyo parentesco genera dudas y se dedican a actividades consideradas ilegales; y por último aquellos otros que residen con parejas, compañeros o intermediarios de organizaciones migratorias de carácter criminal.
Aunque en la legislación de nuestro país la “agrupación familiar” es el principio básico de actuación, en la práctica es muy difícil tanto que el menor acepte ser repatriado, como que la familia acepte su retorno, como que los servicios de protección del país de origen se hagan cargo del mismo, por lo que la mayoría de los menores que llegan solos a nuestro país pasan a ser acogidos y tutelados por los organismos oficiales competentes.
 
chico31-ok-300x300-9773774PERFILES Y MOTIVOS DE LA EMIGRACIÓN
La mayoría de los menores que emigran solos tienen entre 14 y 17 años, son en mayor porcentaje varones, viven situaciones personales y sociofamiliares muy difíciles en sus países de origen, y presentan enormes carencias educativas y déficits en su formacion profesional. Vienen con la idea de construirse un futuro mejor, pero a menudo no tienen una visión clara de lo que se van a encontrar, sino que frecuentemente esta imagen está deformada por lo que han visto en los medios de comunicación.
Son múltiples los motivos que pueden impulsar a los menores a emigrar. Aunque siempre hay uno que destaca especialmente, podríamos decir que es más bien una combinación de diferentes causas, motivaciones y situaciones personales y sociofamiliares las que explican el hecho de que un menor tome la decisión (con diferente grado de participación de la familia) de emigrar y emprender el viaje que les llevará, piensan, a la tierra de las oportunidades. Podemos agruparlas en tres:
1. Mejora de la situación económica y las expectativas sociales
Son los menores cuya razón principal para emprender la emigración es la mejora de las condiciones económicas, bien personales o bien familiares, como consecuencia de la falta de empleo y del hecho de que muchas familias viven en sus países de origen en situaciones económicas precarias, con salarios muy bajos (si los tienen) y realizando actividades económicas de subsistencia en las que tienen que emplear a los propios menores y demás familiares.
Junto a la motivación de lograr una mejora económica está también la de mejorar las expectativas sociales con nuevas posibilidades de las que carecen en sus países de origen. La emigración se convierte así en el medio para poder romper la situación de estancamiento y de falta de horizontes que experimentan en sus propos países, esperando encontrar en el territorio de acogida la oportunidad de conocer otra clase de vida o de poder estudiar. Tienen una imagen idílica de Europa como tierra de prosperidad donde gozarán de todo tipo de posibilidades desde su llegada.
La implicación de la familia en este primer supuesto es variable. Hay casos en que la familia conoce, apoya y anima el proyecto de emigrar del menor, otros en los que la familia lo desconoce, y en tercer lugar, los casos en los que la familia lo sabe pero se opone.
2. Refugiados
Otro de los motivos que impulsa a los menores a huir de sus países son las causas políticas, étnicas, religiosas y los conflictos armados. Así, bien por las circunstancias conflictivas y peligrosas que se dan en sus países de origen y que hacen que el menor se sienta amenazado, o bien porque su familia desea protegerlo de la inseguridad reinante, el propio menor o su familia buscan su seguridad fuera del país.
Hay casos también de menores que huyen para no ser enrolados (casi sempre a la fuerza) en algún ejército o grupo armado y convertirse en “niños soldado”, otros porque sus padres forman parte de la oposición o de algún grupo político que puede ser represaliado por el Estado o por otros grupos, y los hay que han perdido a sus familiares en la guerra y buscan salir del país para poder rehacer su vida y tener nuevas expectativas de futuro.
3. Huida de situación familiar de conflicto
Existe un tercer grupo de menores para los que la principal razón que les empuja a emigrar tiene que ver con la huída de una situación familiar de conflicto. El detonante de su salida suele ser el agobio ante unas circunstancias familiares muy complicadas. A veces incluso con conflictos que han derivado en enfrentamientos tanto verbales como físicos.
En otras ocasiones, especialmente entre las chicas, el conflicto es de otra índole y viene dado por la coexistencia de ideas contradictorias entre la familia y la menor sobre cuál tiene que ser su rol, tanto en el ámbito doméstico como en el ámbito público; o por contradicciones entre lo que la familia o la pareja espera de la menor y lo que espera ella misma. Estas contradicciones crean situaciones que pueden llegar a generar angustia y provocar que la menor huya de una situación familiar hostil y conflictiva buscando con la emigración liberarse del rol de subordinación que tienen las mujeres en sus países de origen.
CONCLUSIÓN
En definitiva, si bien es cierto que la migración de menores no acompañados es solo una pequeña parte de todo este complejo entramado de factores, relaciones y dinámicas que envuelven los flujos migratorios, también es cierto que esta contiene unas características peculiares por la doble situación de indefensión y vulnerabilidad en que estos se encuentran por su condición de menores y de migrantes, lo que la hace diferente a otras migraciones y exige por tanto intervenciones específicas que garanticen el pleno respeto a sus derechos.

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