XLI Jornadas Nacionales de delegados y agentes de pastoral con personas migradas
“Caminando juntos en comunidades acogedoras”
Bajo este lema, se convocaba en la Casa de Espiritualidad de las Hermanas Oblatas de Ciempozuelos (Madrid) a los delegados diocesanos y agentes de pastoral con personas migradas, para celebrar las XLI Jornadas Nacionales, tras dos años suspendidas debido a la pandemia. La mayor parte participó de forma presencial, aunque un pequeño grupo lo hizo on-line, dando así posibilidad de participar a más personas.
Marifran Sánchez Vara. Madrid
El encuentro transcurrió en un clima de acogida y fraternidad. Muchas caras conocidas desde hace años y nuevas incorporaciones, que por fin ponían rostros a quienes formamos esta gran red de delegaciones. Todos y todas, con deseos de caminar juntos, en sinodalidad, unidos y orientados hacia una meta. Contamos con la presencia de José Cobo Cano, obispo responsable del Departamento de Migraciones, y Juan Carlos Elizalde Espinal, obispo presidente de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana.
No pudimos por menos de tener muy presentes a quienes, por diversas circunstancias, ya no seguían entre nosotros. De forma especial a Gabriel Delgado, fallecido recientemente, que durante años dirigió el Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.
Comenzamos el viernes 22 de abril, con la presentación de las Jornadas a cargo de Juan Carlos Elizalde y Xabier Gómez, director del Departamento de Migraciones, quien compartió con el grupo los resultados de los informes recogidos a raíz de la visita ad limina, con el diagnóstico de la pastoral con personas migradas en España, para fortalecer la misión como delegaciones en red. Un diagnóstico que mostraba las características de esta pastoral y las tareas que desempeñan, los desafíos y oportunidades, también los desafíos desde las personas migradas, recogiendo el aprendizaje tras la crisis de los desplazados ucranianos.
La migración, signo de los tiempos
Con este punto de partida, para orientar y motivar el camino hacia los desafíos, José Cobo nos ofreció razones para una pastoral de migraciones concreta, sin olvidar que es acción de Cristo. La migración es un signo de los tiempos y, como Iglesia, estamos llamados a acoger esta responsabilidad. Nuestra Iglesia es católica, la globalización es un espacio natural para los católicos, por eso la diversidad para los católicos no es un problema, sino la forma habitual de caminar. Una tercera razón es que la migración es oportunidad para los países: oportunidad de rejuvenecimiento, de desarrollo económico y local, de crecimiento como sociedad y ciudadanía. El magisterio de la Iglesia así lo ha madurado y plasmado en diversos documentos como Erga Migrantes Caritas Christi de 2004, y, de forma significativa, a lo largo del magisterio del actual papa Francisco. Del mismo modo, la Iglesia en España ha publicado documentos específicos como “La Iglesia en España y los inmigrantes”, del año 2007.
Una pastoral que ha de entenderse de forma integral, abarcando la totalidad de la persona, porque atiende una realidad especial y delimitada pastoralmente, una realidad poliédrica. Por ello es importante el trabajo en red y la necesidad de coordinar a todos los agentes que responden a los diversos aspectos, y que no se debe circunscribir solamente a la prestación de servicios sociales o ayuda material. Es un servicio a la persona fundamentada en los verbos propuestos por el papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar. Cobo llamaba a los responsables diocesanos a situar esta pastoral dentro del conjunto de toda la diócesis, y establecer puentes entre estas, para facilitar procesos de acogida y acompañamiento a quienes se siguen desplazando, priorizando y diseñando procesos, para favorecer la complementariedad de todas las entidades que intervienen. Para ello también es necesario que existan comunidades cristianas significativas, que sean signo de la realidad en la que Dios actúa, destacando los rasgos de una parroquia como hogar, lugar de ayuda, puerta de entrada a la Iglesia, lugar de fiesta, de encuentro y de atención básica.
Experiencias concretas
Durante la mañana del sábado, pudimos conocer experiencias concretas de comunidades acogedoras y formas de caminar juntos. El proyecto “Hospitalidad” de la parroquia Cristo Rey en Zaragoza, con un programa de acogida y acompañamiento a personas migrantes y refugiadas, que tiene su origen en una iniciativa que tuvieron seis voluntarios venezolanos hace unos años. El Programa Berakah, una unidad pastoral en el casco histórico de Vitoria, que atiende a personas en situación de vulnerabilidad, desde la aportación voluntaria tanto a nivel material como personal, haciendo sinodalidad en la acción pastoral integral de tres parroquias unidas por esta experiencia de acogida. Finalizamos la primera parte con la responsable de la Comunidad de San Egidio en España y la experiencia de los corredores humanitarios.
Una forma de caminar juntos con las experiencias del trabajo en comunidad y en red, que se viene realizando en la diócesis de Orihuela-Alicante, impulsado por el Secretariado de Migraciones. Una forma de caminar juntos hacia la comunión y la unidad, con los agentes de pastoral con personas migradas, con entidades católicas y con organizaciones civiles y religiosas. La delegación de Sevilla compartió también su experiencia. Finalizamos la mañana con la presentación de la Asociación Pueblos con Futuro, entidad miembro de la Mesa del Mundo Rural del Departamento de Migraciones, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo de los pueblos, aprovechando las oportunidades que ofrece el territorio a través de la incorporación de familias que quieran realizar su proyecto de vida en el medio rural. Un proyecto integral de preparación, selección, incorporación y acompañamiento, destinado a familias migradas, que, a día de hoy, ha logrado incorporar 14 familias en 12 pueblos de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Un proyecto que ofrece una alternativa a estas familias y también a los pueblos que las acogen, ya que la mayoría están en riesgo de despoblación.
Trabajo en grupos
La tarde del sábado se destinó al trabajo por grupos, animado por la hermana Leticia, delegada de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara y el director del Departamento de Migraciones, tomando como referencia el informe sobre pastoral con personas migradas, con el objetivo de consensuar propuestas concretas y operativas que orientasen el rumbo de toda la pastoral en España. En las conclusiones finales, se acordó promover en todas las diócesis los Círculos de silencio, como acción común y gesto profético eclesial, trabajar en la creación de una Ruta de Hospitalidad entre diócesis de frontera, de tránsito y de destino, y contribuir a la integración de las familias migradas, participando e impulsando la experiencia iniciada por la Mesa del Mundo Rural del Departamento. Como cierre, la respuesta pastoral al signo de los tiempos que constituye la migración, seguirá siendo contribuir a la conversión personal y pastoral desde comunidades acogedoras y misioneras. Finalizamos el día con la actuación del grupo de danza ecuatoriana “Mushu Pakary”.
A modo de cierre de las jornadas, nos aproximamos a la experiencia del Secretariado de Pastoral con Migrantes de la archidiócesis de Barcelona “Caminamos juntos en la diversidad”. Y, siguiendo juntos este camino, el diálogo interreligioso desde la vida, a cargo de Mario León OMI, prefecto apostólico del Sahara Occidental.
Una vez más, en estas jornadas pudimos vivir la experiencia de una comunidad acogedora, que camina junta en la diversidad, para fortalecer la misión como delegaciones en red.
Para más información, consultar en la web de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana, Departamento de Migraciones. social.conferenciaepiscopal.es/