Alemania acoge a más solicitantes de asilo que ningún otro país de la Unión Europea
Por su potencial económico y seguridad, Alemania es uno de los países más atractivos para las personas que huyendo de los conflictos armados del mundo buscan protección en el continente europeo. Es también, en cifras absolutas, el país de la Unión Europea (UE) que más solicitantes de asilo acoge, aunque en relación al porcentaje por número de habitantes le supera Suecia.
Mientras en 2012 se registraron 77.651, las cifras siguen disparándose y de enero a octubre de 2014 el total de solicitudes se elevó a 158.000, un 56,6 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. La mayoría de los solicitantes procedían de Siria, Serbia, Eritrea y Afganistán.
Ese incremento de las peticiones de asilo, aunque no tendría que ser un problema para un país como Alemania, sí supone un reto para sus Länder (estados federados), responsables de albergar y ofrecer asistencia social a las personas que llegan solo con lo puesto. Pero al lado de las manifestaciones de rechazo surgen proyectos para prestar ayuda a los que llegan, casi siempre por iniciativa de las Iglesias cristianas.
ASILO, UN DERECHO DE TODOS
En Alemania es un derecho fundamental –el derecho de asilo–, que se contempla en el Art. 16 a. de su Constitución desde junio de 1993, al que puede acogerse cualquier persona de un país extranjero que por sus convicciones políticas, religión, raza, etc., se sienta en él gravemente amenazada o perseguida. Esto es lo que dice la teoría, pero en la práctica no es tan fácil acceder a ese derecho. Hasta ahora eran unos ocho meses, por término medio, los que duraba el trámite. Ese tiempo, de por sí una guerra de nervios, se agrava con las duras condiciones de vida en los centros de acogida: residencias mal acondicionadas y situadas generalmente lejos de los centros urbanos; dificultades para comunicarse; convivencia en espacios muy reducidos con personas desconocidas; falta de intimidad personal y de autonomía; inactividad; restricción de movimientos y el miedo que siempre les acompaña a ser expulsados del país o ser víctimas de atentados xenófobos. Según la organización humanitaria Pro Asyl, las manifestaciones de rechazo hacia estos inmigrantes y los atentados contra su persona o los lugares donde se albergan se habrían duplicado en 2013.
LOS QUE PUEDEN QUEDARSE
Para los solicitantes de asilo que finalmente obtienen el estatus de refugiados y pueden quedarse en Alemania, las cosas cambian. Se les concede, a partir de entonces y hasta nueva revisión, un permiso de residencia temporal de tres años durante el cual pueden trabajar, cuentan con cobertura de la seguridad social, prestaciones sociales y subsidios por hijos, reciben cursos de alemán gratuitos y otras ayudas a la integración. Aquellos a los que se les deniega, pero pueden demostrar que tienen motivos fundados para no regresar al país del que son nacionales sin correr graves riesgos, se les concede protección subsidiaria, lo que les otorga también derechos como acceso al permiso de residencia, a la atención sanitaria y al mercado del trabajo. Los demás son repatriados o trasladados al territorio del Estado responsable del examen de su solicitud de asilo, que, según el Reglamento de Dublín, es el primer país de la UE al que han llegado. Cuando esos países no ofrecen garantías suficientes, como es el caso de Bulgaria, donde los solicitantes de asilo son tratados como delincuentes, se quedan en Alemania como inmigrantes tolerados, situación que puede prolongarse varios años.
De enero a octubre de 2014, la Oficina Federal de Migraciones y Refugiados alemana tramitó 99.546 solicitudes de asilo, unas treinta y cinco mil más que en el mismo espacio de tiempo del año anterior, reconociendo como refugiados, según el Estatuto de Refugiados de la Convención de Ginebra de 1951, a 20.685 personas, un 20,8 por ciento de las solicitudes tramitadas. En 2013 esa cuota había sido del 12,3 por ciento.
ACOGIDOS EN CUARTELES Y CONTENEDORES
Algunas ciudades y municipios se sienten desbordados por el creciente número de inmigrantes a los que tienen que albergar, sobre todo porque carecen de infraestructuras y medios para ofrecerles una acogida digna. Sorprende, en cambio, que los Länder más ricos del país tengan las mismas dificultades. En el norte de Múnich, por ejemplo, un antiguo cuartel que sirve de primer refugio a los fugitivos que llegan a Baviera, tuvo que cerrar sus puertas cuando algunos de los recién llegados se vieron obligados, por falta de espacio, a dormir al aire libre, según publicó en octubre el periódico “Süddeutsche Zeitung”. A mediados de noviembre ese centro de acogida todavía seguía cerrado a nuevos inmigrantes. Como medida urgente, se instalaron campamentos cerca del recinto ferial y en el parque olímpico de la capital bávara.
En Berlín, solicitantes de asilo organizaron actos públicos y hasta huelgas de hambre para llamar la atención sobre las condiciones en los centros de acogida y reclamar libertad de movimientos y acceso al mercado laboral. Un grupo que había ocupado una escuela vacía en el barrio de Kreuzberg acaba de lograr, con el apoyo de vecinos simpatizantes, que la Justicia detuviera su desahucio. Para aumentar la capacidad de acogida en la ciudad, el Senado berlinés decidió construir seis aldeas de contenedores en el barrio de Treptow, en las que podrían albergarse a corto plazo 2.400 solicitantes de asilo. La primera de ellas estaría lista para habitar el 22 de diciembre de 2014. En otras ciudades el panorama es semejante.
Pero el mal acondicionamiento y la falta de espacio en los albergues no son el único problema. A diario se repiten protestas de vecinos que no quieren que se instale a los inmigrantes en sus calles o barrios. Esto no ocurre solo en la zona oriental del país, donde existe desde hace años una escena xenófoba, sino en toda Alemania, desde Hamburgo hasta Baviera. Ejemplos recientes son los enfrentamientos entre el Senado de Hamburgo y los habitantes del selecto y central barrio de Harvestehude, cuando la municipalidad decidió habilitar allí, por veinte millones de euros, un edificio público desocupado para albergar a 220 solicitantes de asilo.
Cuotas para un reparto más justo
Presionado por los políticos de los Länder, el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, mantuvo conversaciones con algunos de sus homólogos europeos para solicitar de la Comisión Europea que se añadan al marco legislativo vigente, (Sistema Europeo Común de Asilo), normas para el establecimiento de cuotas de acogida en cada uno de los 28 países miembros de la UE, de acuerdo a su capacidad y posibilidades. El sistema permitiría que las cargas pudiesen repartirse de forma más justa y equilibrada entre ellos y no seguirían recayendo solo en unos pocos como hasta ahora. Así, personas que llegaran para pedir asilo a países donde la cuota estuviera agotada, podrían ser enviados a aquellos donde el número de refugiados estuviera por debajo de la cuota asignada.
Cumbre en Berlín sobre el éxodo sirio
Como consecuencia de la catástrofe humanitaria que se vive en Siria, aumenta el número de los sirios que buscan protección en la UE. Para hablar del éxodo sirio, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, convocó una Conferencia en Berlín, que respondía a una petición de Naciones Unidas y de Líbano, Turquía y Jordania, los países que tienen el mayor contingente de refugiados acogidos dentro de sus territorios y que necesitan de la comunidad internacional ayuda urgente para hacer frente a la situación. En el transcurso de la Conferencia, en la que participaron representantes de cuarenta Estados y organizaciones internacionales, los ministros alemanes de Asuntos Exteriores y del Interior resaltaron y agradecieron la solidaridad y el gran esfuerzo realizado por los países vecinos de Siria para acoger y auxiliar a los desplazados y aseguraron que Alemania no les dejará solos en esa misión humanitaria, exhortando a los representantes de los demás países a hacer lo propio. La prioridad del Gobierno alemán sería apoyar in situ a los afectados por la guerra y ayudar a mantener la estabilidad en los países fronterizos, para lo que destinará este año, adicionalmente a las ayudas recibidas, otros 140 millones de euros como ayuda inmediata y 500 millones anuales durante los próximos tres años.