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Nuevas herramientas para viejos vicios. Las tensiones de construir una nueva Europa

Nuevas herramientas para viejos vicios.  Las tensiones de construir una nueva Europa

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Las últimas elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014 han desencadenado una serie de cambios en las instituciones europeas cuyo elemento más visible es el conjunto de nuevas caras a que, en adelante, nos tendremos que acostumbrar: Donald Tusk, polaco, nuevo presidente del Consejo Europeo en sucesión del belga Van Rompuy; Claude Juncker, luxemburgués, sucesor del portugués Barroso al frente de la Comisión. Federica Mogherini, italiana, nuevo rostro al frente de la alta representación de la política exterior y seguridad europea tras Lady Ashton, y Martin Schultz, nuevo presidente del Parlamento Europeo, tras Pitella, son los más significativos.
La novedad no abarca únicamente a los nombres, lo cual supondría un cambio meramente cosmético, sino que alcanza a algunos procedimientos que han ganado en transparencia y participación: tal sucede en el modo de elegir al presidente de la Comisión y su Colegio de Comisarios. Por vez primera se ha podido asistir al examen, uno por uno, de los miembros y del presidente de la nueva comisión por parte de los comités del Parlamento previa a su votación por el Pleno, lo cual ha permitido entrar a fondo en cuestiones sobre las que presuntamente pudiera existir oscuridad cuando no hermetismo. Los aprietos que ha pasado el comisario español Arias Cañete, o el rechazo de plano a la candidata eslovena a ocupar el puesto de comisaria de empleo, Alenja Bratusek, muestran cómo el control del Legislativo sobre el Ejecutivo se ha reforzado.
Sin embargo, persisten viejos e importante vicios que restan credibilidad al nuevo tiempo de transparencia que la UE pretende inaugurar y cuyo fin es recuperar la confianza de los ciudadanos. El estallido del escándalo “Lux Leaks» destapado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, revela cómo en los tiempos en que Juncker era primer ministro de Luxemburgo (1995-2013) más de 340 multinacionales se establecieron en este país para evadir impuestos a escala masiva. Por otro lado, el recientemente publicado “Informe Eurodad”, realizado por 13 instituciones y titulado “Beneficios ocultos: el apoyo de la UE a un sistema fiscal injusto 2014”, en que ha participado Oxfam Intermón denuncia cómo la lucha contra la evasión fiscal no es precisamente una prioridad de las políticas de la Unión Euopea.
El caso “Lux Leaks” ha propiciado la primera moción de censura a la Comisión Juncker firmada por los diputados del grupo EFDD (Europa por la libertad y democracia directa) encabezados por Marine Le Pen, Neil Farage y Beppe Grillo, y que ha sido ampliamente rechazada por los principales grupos políticos (conservadores, socialdemócratas, liberales) que, argumentando la eurofobia de los impulsores de la moción, y envueltos en europeismo, han cerrado filas en torno a un Juncker que ha prometido regeneración, control fiscal y más de 350.000 millones de euros para impulsar la economía de la Unión. Sin embargo, la credibilidad de la Comisión y su presidente están más que “tocados”. Sin ir más lejos, uno de los últimos editoriales de la influyente cadena Bloomberg, titulado “Juncker se tiene que ir” no dudaba en pedir la cabeza de Juncker afirmando que “En un momento en que es esencial recuperar la confianza en la Unión Europea, no se puede permitir tener al frente una persona que es la quintaesencia del negociador por la puerta falsa haciendo de su país un paraíso fiscal a expensas de otros países”.
En el periodo inaugurado tras las elecciones de mayo, la Unión Europea se juega ni más ni menos que su existencia. Su razón de ser. Serán las decisiones que se tomen día a día por parte de sus órganos las que determinen si puede ser un verdadero actor de referencia internacional respaldado por quinientos millones de ciudadanos o una marioneta de los mercados con la complicidad de las instituciones y en la que los ciudadanos son mercancías desechables como recientemente denunció el papa Francisco en su visita al Parlamento Europeo el pasado 25 de noviembre.
 
 

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