Cáritas lucha por un ambiente de tolerancia y de solidaridad
Con ocasión de la “Semana de Cáritas” (campaña anual de sensibilización) en la Misión Católica de Lengua Española, el Director de Cáritas Zürich participó en una de las sesiones de trabajo del Consejo Pastoral y en la Eucaristía dominical. Ventana Europea aprovechó para preguntarle sobre las preocupaciones de Cáritas en Suiza.
Max Elmiger nació en St Gallen, estudió teología en Friburgo (la teología de la liberación siempre le ha motivado). Tras cinco años de labor pastoral en una parroquia suiza, se fue a Lima (Perú) con la Misión de Belén y con Interteam (organización suiza de intercambio de personas Norte-Sur-Norte). Iba para tres años y se quedó nueve. Un tiempo que califica como “lleno de experiencias difíciles y lindísimas a la vez”. En Suiza hace su formación de “personal management” y es responsable del personal que trabaja en la cooperación internacional de Interteam. Desde hace 6 años es director de Cáritas del Cantón de Zürich. Con sus dos hijos (de 19 y 17 años) y con su esposa, peruana, vive en Bülah.
Ventana Europea: ¿Cuáles son los principios que rigen las actuaciones y proyectos de Cáritas?
Max Elmiger: Nuestro programa es la prevención de la pobreza y la lucha contra la pobreza en el cantón de Zürich. La visión de Cáritas nos dice que ayudemos a los necesitados, no importa de dónde vengan o cuál sea su religión. En Zürich no morimos de hambre, hay una red social que funciona. Pero, sin embargo nos preocupa la desintegración social. Ofrecemos asistencia social para familias, tenemos proyectos de integración para niños y jóvenes, por ejemplo para que encuentren un buen lugar para el aprendizaje (Lehrstelle). Trabajamos con más de 400 voluntarios/as. Lo más visible de Cáritas son las tiendas de segunda mano donde gente de pocos recursos encuentra ropa adecuada, pero también personas que quieren apoyar nuestros proyectos compran un vestido de buena calidad.
Para nosotros la ayuda directa y la asesoría social son tan importantes como el trabajo de sensibilización.
V. E.: Desde su experiencia como director de Cáritas en estos seis años: ¿qué es lo que más le preocupa?
M.E.: Cada época produce imágines sobre la pobreza. Hace 60 años era la pobreza de los ancianos, después se pensaba que es gente con problemas psico-sociales o a causa de la drogadicción, hoy en día se dice que los pobres son los extranjeros. En realidad, los niños, jóvenes y familias tienen el mayor riesgo de empobrecerse. Si son padres de familia con poca formación escolar o profesional, ellos son afectados más gravemente –y en realidad vienen bastantes extranjeros que no han tenido la oportunidad de formarse bien o sus diplomas no son reconocidos en Suiza–. Esto nos preocupa bastante. Los niños tienen que tener un mejor futuro, y la clave es una buena formación.
V. E.: En relación con la emigración (especialmente de lengua española), ¿qué percibe desde el trabajo que realiza Cáritas?
M.E.: Los primeros extranjeros fueron los italianos; llegaron muchos trabajadores, los suizos los miramos con bastante desconfianza. Ahora forman parte de nuestra cultura y a todos nos gusta la pizza. Algo parecido pasó con los españoles: ¡cuántos suizos pasan sus vacaciones en España y quieren bastante a este país, su cultura y a su gente! Con el grupo de América Latina nos une emocionalmente también bastante; sin embargo, tienen la fama de estar aquí sin papeles. Son personas poco visibles, muy trabajadoras que las sentimos muy poco porque no quieren llamar la atención. Pero es impresionante cómo, por ejemplo, la fiesta del “Señor de los Milagros” crece cada año y nos da una muestra de fe que nos puede unir. Es un punto interesante de solidaridad y de integración a la vez.
V. E.: En un país como Suiza que registró una tasa media de desempleo del 3,1 por ciento en el 2011, ¿en qué se nota (desde la experiencia del trabajo de Cáritas) la crisis?
M.E.: En comparación con España vivimos en Suiza en un paraíso económico. Me preocupa que la mitad de la juventud española no tenga trabajo. Es grave.
Notamos que en Zürich, en el Mercado de Cáritas, donde gente de pocos recursos puede comprar sus víveres a un precio muy moderado, llega cada vez más clientela. Me parece un signo de que económicamente les va peor. Sabemos además que la brecha entre ricos y pobres se abre cada vez más, también en Suiza. Este problema, en combinación con la fuerte migración, produce el mecanismo de buscar “chivos expiatorios” que, lamentablemente, los suizos encuentran en los extranjeros que nos quitan los puestos de trabajo. ¡Los análisis demuestran muy claramente que no es así! Cáritas lucha por un ambiente de tolerancia y de solidaridad. Nos preocupa la integración de todos y todas.
Cuidemos los valores cristianos y vivamos el amor al prójimo. Son valores más actuales que nunca.
BREVEMENTE
Nuevos emigrantes llegan a Suiza
La Crisis que sufre Europa y en nuestro caso España obliga a miles de ciudadanos a emigrar hacia el norte como hace 50 años. Los nuevos emigrantes son cualificadamente hablando muy diferentes a los antepasados. Si en los años 60 los que emigraron era españoles, en su mayoría obreros no cualificados, sobre todo del campo, ahora son jóvenes cualificados. En parte podrían ser y en muchos casos son nietos de los primeros. La historia, de modo diferente, se repite.
En una consulta hecha a los responsables de las Misiones de lengua española en Suiza se ha constatado que unas 400 personas llegan semanalmente a este país en busca de trabajo. La mitad son de origen latinoamericano que han conseguido la nacionalidad española y se presentan antes instituciones civiles, sociales, laborales y Misiones con el pasaporte español que le permite la libre circulación dentro del espacio Schengen.
Hay otro colectivo de personas formadas en España sin trabajo que buscan futuro en el extranjero y en Suiza pero lo hacen y es a recomendar a través de internet. La Conserjería de Empleo y Seguridad Social en Berna, dependiente de la Embajada de España ha creado un programa que les permite a los interesados –por medio de internet– conocer las ofertas de trabajo y de vivienda en todo el territorio nacional, cantón por cantón (meyss.es/es/mundo/consejerias/suiza/index.htm).
Dentro del territorio nacional son las ciudades grandes el destino de los que ahora llegan. Ginebra es la ciudad, fronteriza con Francia y de lengua francesa, que más recibe. La comunidad de lengua española de Ginebra con sus 40.000 hispano parlantes es la más numerosa de nuestro idioma en este país. Con pasaporte español, son alrededor de 15.000 y los latinos de todos los países que hablan español ascienden a 20.000. Aunque no figuran en las estadísticas a nivel pastoral se habla de unos cinco mil latinos sin papeles que viven en la ciudad sobreviviendo como pueden en condiciones difíciles y con trabajos, cuando lo tienen, mal retribuidos.
Le siguen las ciudades de Zurich, Berna y Basilea como lugar de destino de la nueva emigración por ser los polos en donde más fabricas y población hay.
Aunque Suiza tiene un porcentaje de paro inferior al 4 por ciento y la crisis económica no se nota como en España, es muy difícil encontrar trabajo, incluso para los cualificados. Primero, por el idioma que exigen como condición y, en segundo lugar, por la llegada masiva de emigrantes de todo el entorno europeo. Llegan de Alemania, es el contingente más numeroso, le siguen los portugueses, los franceses, sobre todo fronterizos, los griegos, los polacos sin olvidar los que llegan de Grecia.
Como la mayoría de las Misiones de lengua española en Suiza no disponen de servicio social, se recomienda a los que tienen la intención de venir a este país se informen y consulte la pagina web antes mencionada.
Miguel Blanco