El “Solar español” de Burdeos, base de la colonia española
El «Solar español» es un centro creado en Burdeos en 1920, destinado a acoger y ayudar a la entonces muy nutrida colonia española que había emigrado a aquella ciudad antes de los años 1920. La finalidad de esta institución, desde el primer momento, fue de apoyo social a nuestros compatriotas allí residentes; pero ello llevaba consigo una actividad religiosa, con la creación en su sede de una parroquia que tenía vasta actividad y que mantenía en la fe a quienes habían emigrado.
Fueron dos jesuitas franceses los impulsores de este centro, a los que pronto se unió otro jesuita español, a los que se agregó la mano benefactora de Diodoro Gutiérrez de las Cuevas. Este mecenas adquirió un solar de casi cinco mil metros cuadrados que puso a disposición de la nueva empresa benéfica, y en1924 ya estaba construido un enorme inmueble y era oficialmente reconocida la obra social, con un patronato que presidía el rey de España.
Como la colonia española, en su mayoría trabajadores y algunos buscadores de empleo, estaba diseminada, se montó delegaciones en barrios limítrofes, e incluso en localidades próximas, como Pau y Toulouse.
El Solar ha tenido que dotarse de un local suficiente, capaz de albergar, a demás de la práctica religiosa, un círculo de recreos y educación que alejara el emigrante de otros lugares poco atractivos o perniciosos.
Un impulsio notable fue la puesta en marcha de un dispensario para la protección sanitaria y la colonia infantil, donde centenares de niños de la emigración pasaron sus vacaciones escolares de los años 1941 a 1985.
El país anfitrión impuso a los niños de emigrados la obligación de frecuentar las escuelas públicas, que afortunadamente existían en cada barrio de la ciudad o en cada pueblo rural.
DIVERSAS ETAPAS
A principios del siglo XX el emigrante español, era de la clase obrera o agricultor. Tener un trabajo en Burdeos no suponía mayor esfuerzo, que el de aceptar las condiciones impuestas por el empresario: paliar la escasez de brazos para trabajos penosos, con una mala retribución. La primera guerra mundial aportó alguna mejora por la falta de mano de obra.
La guerra civil en España causó un éxodo repentino y numeroso hacia el sur de Francia. Burdeos atendió parte de este colectivo por el tránsito facilitado por el puerto, de buques procedentes de España, o acogida de grupos procedentes de Pirineo central y oriental. La acogida, en vísperas de la secunda guerra mundial, fue pésima y seguida para algunos emigrantes de desplazamientos forzosos hacia campos de concentración en Alemania. En el año 1942, dos centenares de trabajadores emigrados, perecieron en un bombardeo intenso de las fuerzas inglesas en el mismo Burdeos.
El Solar siguió su labor a favor del emigrante, sin discriminación alguna fuese cual fuese el motivo de su presencia en Francia. La colonia de Toulenne recibió muchos niños de esta emigración tan penosa.
Entre los años 1950 y 1970 llegaron muchos emigrantes por motivos puramente sociales. La reconstrucción de Europa ponía en evidencia la necesidad de mano de obra. El español llegaba más preparado y los accesos a un trabajo le ponía a igualdad de derechos con el nativo. Las mujeres llegaron también en gran número, para responder a las tareas caseras de familias francesas. Las costumbres de entonces de albergar y mantener al personal doméstico en el lugar de trabajo favoreció esta migración femenina, dando así un acceso al estudio del idioma. En esta época, el emigrante español soñaba con su regreso a casa. Ahorrar para la familia, para comprarse un piso, y volver a su tierra era su muy justa ambición.
El comportamiento del Solar siguió tan ejemplar en esta época. Se convirtió en oficina de empleo, sus locales en bolsa de trabajo, donde el emigrante podía recibir información en espera de mejorar su situación, e intercambiar noticias de la tierra. La animación del baile del domingo causó un buen número de matrimonios.
El emigrante español en la zona de Burdeos se va integrando, poco a poco, a la vida y costumbres francesas, sin perder, ni mucho menos, su idioma y sus costumbres.
En 1993, los jesuitas ceden la iglesia y el conjunto parroquial a la diócesis. El obispado lo admite como “Paroisse Solar Español”, que funciona como parroquia personal, de habla española . Un sacerdote va dos veces al mes para la celebración del domingo. Se siguen celebrando las fiestas de la tierra, animándolas con reuniones y comidas fraternales. Los mejicanos celebran conjuntamente la “Virgen de Guadalupe”, y tampoco se olvida a la Virgen del Pilar, con ofrendas de flores y canto del himno. Es de esperar que la parroquia llegue a ser un punto de encuentro y de reflexión de todos los hispanohablantes.
Me parece un comentario muy enriquecedor. Gracias por preocuparse de que las personas que nos asomamos a esta página, obtengamos esa reveladora historia de nuestro pasado y presente y que sigamos ayudandonos para forjar un mejor futuro.