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Fallece el P. Rafael Acevedo Nossa

Fallece el P. Rafael Acevedo Nossa

93ads2-295x300-5879834El padre Rafael, colombiano, llegó a París el 2010, en misión de estudios. Sucedió al también colombiano P. Andrés Bustacara como “Aumônier hispanophone” de la comunidad de St.-Germain-des-Prés. La presencia de un cáncer en el hígado, detectado en mayo 2012, ha sido la causa de su fallecimiento. Rafael marchó a Bogotá el viernes 21 de diciembre, sintió un gran cansancio a causa del viaje y decidió ir a descansar a un monasterio hasta reponerse. Pero, debido a la altitud, comenzó a tener dificultades para respirar con problemas circulatorios. Hubo que llevarle de urgencia a una clínica. Su estado general se fue degradando muy deprisa. Los pulmones funcionaban cada vez peor… Fallecía el jueves 27 de diciembre a las 8 de la tarde, rodeado de su madre y de tres de sus hermanos y hermanas. Momentos antes de fallecer había dicho: “He sido enviado por el Señor para anunciar su Palabra a los hombres, ahora es mi hora de volver al Señor. Me voy”.

El P. Benoist, su párroco en Saint-Germain-des-Prés, ha colmado de atenciones a Rafael y se ha desvivido para que en Colombia no le faltara los medicamentos que paliaran sus dolores. El mismo padre Benoist nos da destitomio de la vida de Rafael: “Sin traicionar secreto, he tenido la ocasión de hablar con él y de tomar el pulso del camino recorrido entre el mes de mayo, anuncio de la enfermedad, y la última semana. Él ha descubierto como nunca, muy rápidamente, la importancia del momento presente. Acoger al otro ahora. Degustar el compartir, la amistad, el poder de la palabra, de un gesto o de un rostro. Él se sabía acompañado por la oración de muchos. Y entró en esta ofrenda de su vida aprendiendo al estilo de Jesús cómo llegar hasta el fin para entregarse en las manos del Padre. Jamás le he oído quejarse o rebelarse. La sola injusticia que le sublevaba era aquella hecha a los pobres de su país.
En mayo pasado, los médicos me dijeron que no duraría más de una o dos semanas. Seis meses más tarde, la enfermedad se dio por terminada. Fue entonces cuando pudo participar en la peregrinación parroquial a Tierra Santa. Cada uno guarda una imagen particular. Para mí, es la de fu rostro luminoso y bañado en lágrimas al salir de la tumba de Jesús en el Santo Sepulcro.
Recuerdo, también, su última misa en la parroquia con la comunidad hispanohablante el domingo 16 de diciembre. La paz que le habitaba y la alegría de poder una vez más anunciar el Evangelio y predicar. Y, por fin, el almuerzo con los sacerdotes de la parroquia, el miércoles en vísperas de su marcha, en que luchaba consigo mismo para estar disponible para nosotros y no inquietarnos a pesar del gran sufrimiento físico que lo habitaba.
Hemos hablado a menudo de la muerte. Como cristiano confiaba en el Amor de Dios. Como pastor, quería darnos el testimonio de su fe, adelantándose valientemente, sin fanfarronería, con una gran voluntad interior, hacia esa gran cita.

1 comentario

  1. SONIA NOSSA BLANCO

    PRIMO TU PARTIDA DEJO MUCHO DOLOR…PERO ESTOY SEGURA QUE TU MISION EN ESTE MUNDO FUE EL MEJOR…QUE DELICIA…. YA ESTAS EN EL REINO DE DIOS…DESCANSA EN PAZ Y AYUDA DESDE EL CIELO A TU FAMILIA…

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