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Grave recorte a las clases presenciales en las ALCES

Grave recorte a las clases presenciales en las ALCES

ec95-2port-300x184-1599073Las Aulas de Lengua y Cultura Españolas (ALCES) es un programa del Ministerio de Educación que proporciona clases complementarias de lengua y cultura españolas a hijos de españoles residentes en Europa, desde los 7 hasta los 18 años. El objetivo del programa es ayudar a que los alumnos mantengan los vínculos lingüísticos y culturales con España, alcanzando un adecuado nivel de competencia lingüística en español, acercándoles a la realidad sociocultural española y favoreciendo el enriquecimiento intercultural y social del alumno. Llevan 40 años funcionando gracias al sudor y la constancia de varias generaciones de españoles emigrantes.

Pero apareció la crisis y todo ha cambiado. En este mes de octubre ha llegado un escrito a los distintos países desde las Consejerías de Educación, así como a su vez, del Ministerio de Educación y Cultura del Gobierno español en el que se informa muy brevemente sobre la implantación incondicional de la semipresencialidad en las Aulas de Lengua y Cultura (ALCES) en los niveles de aprendizaje A1 y A2. Esto es algo que temían las organizaciones de padres de familia desde hace mucho tiempo, cuando se presentó esta modalidad “innovadora” educativa como complemento a las clases regulares.
Ahora con la implantación de la semipresencialidad resulta que se reduce el 50 por ciento de las clases presenciales con todo lo que ello significa, entre otros, la insustituíble interacción física y lingüística entre alumno y alumno así como entre alumnos y profesores. Pero lo peor no es eso, lo peor es saber que esta modalidad que empieza a introducirse obligatoriamente no es más que la parte visible del iceberg: el fin real es convertir las ALCES en un aula 100 por cien virtual siguiendo el modelo ya desarrollado del Instituto Cervantes y ahorrar así, en perjuicio de las asociaciones de padres, los gastos de profesorado.
LOS HECHOS
A finales del curso pasado, es decir, hace unos meses, las distintas asociaciones de padres de familia en Europa recibieron una carta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en la que se les informaba de cambios sustanciales en la organización de las Clases de Lengua y Cultura Española:
Se comunicaba que a partir del próximo curso 2013/2014 cada niño de las primeras clases (Niveles A1, A2.1 y A2.2) ya sólo tendrá derecho a un total de 3 horas por semana de Clases de Lengua y Cultura Española repartidas de la siguiente manera: una hora y media de clase presencial y las otra hora y media por internet. A este nuevo sistema lo denominaba el Ministerio como clases semipresenciales.
Ya en las diversas comunicaciones entre las diversas asociaciones se pensaba que “el motivo real de estos cambios es que las clases virtuales, que la administración española nos había presentado hasta ahora como una herramienta complementaria, van a sustituir tarde o temprano las clases presenciales en su totalidad”.
Además, consideraban que “estos cambios son objetivamente negativos para nuestros hijos, pues sabemos que los niños de esta edad aprenden fundamentalmente a través del contacto y cariño humano con el profesor o la profesora y en la socialización con otros niños. Tampoco podemos silenciar los riesgos que la conexión directa a internet y un correo propio pueden acarrear para niños de las edades citadas y, en consecuencia, para sus padres”.
REACCIONES
Las reacciones a estas intenciones de reducir las clases presenciales no se hicieron esperar, aunque, de momento, no han servido de mucho. Así, desde las ALCE de Mannnheim (Alemania) dirigen una carta a la consejera de Educación en la que entre otras cosas manifiestan que “Las modificaciones que se están produciendo desde hace dos años, están generando en nosotros los padres una desconfianza que nos lleva a acentuar y reafirmarnos en el miedo que ya teníamos, al ver que estos cambios serían el comienzo de una agonía cuyo fin es provocar nuestro cansancio, la desmotivación de los alumnos así como la tendencia a abandonar este proyecto, proyecto lleno de ilusión, sacrificio y sobre todo un proyecto en común entre los alumnos, profesores y padres”.
“Se están violando los derechos que tienen nuestros hijos, el de los profesores y el de las familias. A nosotros en ningún momento se nos ha preguntado, consultado, ni hemos aprobado los cambios propuestos. La Información que habíamos recibido por parte del Director del Alce es que no se iban a reducir las horas de clase a través de la semipresencialidad, que solo significaba realizar actividades por medio del ordenador para poder perfeccionar y ayudar a ampliar los conocimientos del idioma, pero que esta herramienta nunca iba a sustituir las horas de presenciallidad”.
En una carta dirigida a Antonio Beltrán, presidente de la Confderación Europeade Asociaciones Españolas de Padres de Familia, Helidoro Fuente Moral le manifestaba: “poco parece importarle al mundo de la Administración española todo aquello que sea trabajo serio en el exterior en pro de la difusión de nuestra lengua y cultura que no sea el controlado brillo del Instituto Cervantes: ahí es posible hacerse la foto, apuntarse el tanto de las grandes magnitudes, vender electoralismo puro. Mientras que en el trabajo de fondo de ustedes, callado e intenso, de difusión de los valores familiares que se quieren mantener como rica herencia para los hijos nacidos fuera del recinto geográfico, el político parece encontrar poco destello en provecho propio. Parece importar poco, en consecuencia, acabar con él, aunque sea de una manera tan miserable como la que les proponen ahora, dejándoles entre la espada y la pared del o esto o nada”.
“Tienen mucha razón: el aprendizaje de la lengua sin el calor y el rostro de un maestro es como la frialdad humana de un niño probeta. Aprender una lengua, conservar unas raíces culturales como las suyas pide una palabra cálida, una mano suave y sabedora, una voz compañera y una presencia personal que nos enseña lengua y humanidad: necesitamos amar y gustar lo que aprendemos. Necesitamos gustarlo para amarlo como propio. Ahí es imprescindible un maestro, un profesor, porque, aunque sea menos competente que la sabiduría on-line, nos enseñará a vivir lo español. Se lo dice un profesor que ha sembrado amor a España y lo español cinco veranos en Polonia en campus de la UNESCO, y que durante 35 años ha trabajado con bastantes alumnos extranjeros en sus clases de Instituto. Para todos esos alumnos entusiastas, muchos de ellos ya padres de familia, España… era mi palabra, mi acogida, mi persona, era –modestamente lo digo- yo. Y ahora lo son ellos para sus hijos”.
Las manifestaciones se han sucedido en París ante la embajada de España, en Suiza, en Alemania… pero todo, de momento, para nada. Los españoles en el extranjero se sienten españoles de segunda clase, reivindican que son españoles y que quieren seguir siéndolo, que estos medios no solo hay que recortarlos, sino potenciarlos. Txema Martínez, profesor de las ALCES en Londres, manifestaba que “los españoles de las agrupaciones son los mejores embajadores que puede tener la acción educativa fuera de España porque no solo van a poner la lengua, van a poner el corazón lo cual les refuerza su identidad, pero no solo una identidad española sino multicutlural”.
Desde diversas asociaciones se ha pedido que “si de verdad quieren que nuestras ALCES permanezcan con un mínimo de calidad humana y educativa, NO firmen el documento que les distribuyen los profesores y escriban en su lugar el porqué no admiten la semipresencialidad”.

1 comentario

  1. Elena

    Una de las cosas que da mas pena cuando se vive en el extranjero es tener hijos y saber que no van a tener la educacion que tuviste tu cuando creciste.Da la sensacion de que los estas deprivando de algo fundamental como es su identidad.Los crios necesitan saber la cultura y lengua de los padres para poder ellos formar su propia identidad.Las clases ALCE no solo proporcionan conocimiento,son una plataforma donde tanto alumnos como padres entran en contacto para intercambiar vivencias.Yo creo que son imprescindibles y que sin ellas perdemos el unico vinculo con nuestro pais.
    Una madre de Londres (clase de Enfield)

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