La Santina sale a la calle
En el segundo sábado de septiembre, todos los años, los asturianos y más gente de bien que vive en Bruselas, se interesan por honrar a su Patrona, la Virgen de Covadonga. Son muchos los que consideran una obligación acudir a esta fiesta. Es una cita ineludible. Vivan donde vivan en esta extendida ciudad, se desplazan desde allí a la iglesia de “El Rastro”, situada en el barrio de Marolles, para verla.
a, la Virgen querida y añorada, que les espera siempre en la cova cuando se escapan por el verano, y la siguen encontrando guapa, guapa.
Nuestra capilla aquí es modesta, pero ya tiene una breve historia. Fue la idea de un hombre muy querido, el padre Eduardo, que vivió de cerca los años difíciles de la emigración española, cuando llegaban todos los días padres y niños con sus maletas de cartón abarrotadas, liadas con cuerdas protectoras. El pensó que allí faltaba la Santina y le suplicó que viniera y ella, sin pensárselo mucho, un día subió al autobús y después de dos noches de viaje, se presentó en Bruselas. Entre todos le prepararon un sitio, recrearon la cueva, le pusieron flores y musgo, y hasta idearon una fuente por donde corriese el agua para que ella lo tuviese todo.
Hoy van y vienen muchos a verla, a cualquier hora. Se paran, la observan atentos para ver si sigue guapa, hablan con ella y le cuentan lo que haya. Cuando terminan, ponen un cirio y echan su ofrenda, para ayudar a los de “Il Poverello”, nuestros vecinos de atrás, nuevos emigrantes que pasarán por los mismos malos ratos que ellos pasaron y, posiblemente peores, porque ahora tampoco está aquí fácil el trabajo.
La Virgen se siente a gusto, en su nueva cova. El Niño sonríe y acaricia a su Madre, que lleva contenta en la mano la flor que le ha regalado su pueblo. Desde allí ella protege a sus hombres y mujeres, que son muchos. Ahora y en la hora de la muerte, porque cuando el asturiano fallece pide ser llevado a sus pies, como si le hiciese su última visita y, en esos momentos, el silencio y la fe van juntas.
Pero en el día de la fiesta son el bullicio y la fe las que van juntas. Se percibe la vida y la gracia en los rostros. Se oyen las gaitas que entran en la iglesia, y la gente se vuelve y aplaude. Se baila y se canta. En las ofrendas la Virgen aparece renacida entre gladiolos. Y al final, la Virgen sale de paseo, a que le dé el aire, después de estar todo el tiempo recogida en la cova. El recorrido del paseo es ahora más corto que hace años, tal vez porque los españoles ya no viven en estas casas donde comenzó todo. Gracias a su trabajo y a su voluntad están esparcidos, en otros lugares más holgados y más verdes.
La Virgen pasea por la plaza, que por la mañana ha habido el mercado, que tiene un parecido a “El Rastro”. La Virgen camina con paciencia, llevada y querida. Hay música, gaitas y tambores.
Todo es lo de siempre, pero es nuevo. Es otro año más en la historia de este pueblo que la quiere y se ha visto obligado a vivir lejos, más al norte, donde la lluvia se repite más y el día se hace corto.
Una iglesia de Suiza sustituye las campanadas por carcajadas
Del 10 al 24 de agosto, la torre de Santa Isabel en la ciudad de Basilea reemplazó el sonido de sus campanas por la risa para marcar cada cuarto de hora.
Así, se han oído diferentes tipos de risa, crecientes en intensidad: desde la risita de las 10:00 horas hasta la risotada de las 18:00 horas.
Es una parte de un curioso proyecto artístico denominado ‘Se permite reír’, de Carolyn Krüger y Brigitte Kottwitz, de Fráncfort del Meno (Alemania). Creen que reír es muy útil para la salud y exhortan a todos los residentes a practicar más esta ‘terapia’.
Las autoras de la idea estudiaron los trabajos de diferentes científicos sobre la influencia de la risa en estado físico y psíquico de los individuos. Las investigadoras decidieron llevar a cabo un experimento y regalar a los residentes de Basilea unas dos semanas alegres para recordarles la importancia de la sonrisa en la vida cotidiana.
El acto inaugural, que tuvo lugar el 10 de agosto, comenzó con un informe de Vortrag von Harald-Alexander Korp, docente de teología de la Universidad de Munich (Alemania) y entrenador del yoga de la risa, un tipo de práctica de meditación que enseña a relajarse riendo.
Apreciados sef1ores:Trabajo ocasionalmente con casmpeinos muy pobres en la zona oriental de mi paeds. Ellos y ellas no tienen viviendas apropiadas y adecuadas para vivir. Deseo saber cue1nto cuesta uncurso por Internet para poder fabricar ladrillos de tierra y cf3mo hacer casas sencillas y poco costosas para ellos y ellas. Muchas gracias. Espero sus comentarios. Mis saludos cordiales,Jorge Manuel Mustonen Morel.