Malta la católica
La isla de Malta (422.000 habitantes) adoptó en 1974 su propia constitución y se convirtió en la actual República de Malta. Diez años antes se había independizado del Reino Unido. Toda su historia ha estado salpicada de dependencias: de los árabes, de los italianos, de los españoles, de los franceses,… En el 2004, Malta entra a formar parte de la Unión Europea y en el 2008 adopta el euro como moneda única. Los malteses, un tanto desconocidos por el resto de Europa, practican mayoritariamente la religión católica.
La pregunta que uno se hace al llegar a Malta es “¿Cómo es posible que un país que a lo largo de su existencia ha sufrido tantas y tan diversas influencias de pueblos con culturas y religiones diferentes, sea hoy un estado en el que la religión católica, no solo está inscrita en la constitución como religión oficial del estado, sino que es realmente practicada por la gran mayoría?”. Exteriormente, el visitante se da cuenta enseguida del caracter religioso de Malta. Se dice que hay tantas iglesias como días tiene el año y se puede ver en las calles y a la entrada de las casas imágenes piadosas. Una cosa curiosa que sorprende a los visitantes son los dos grandes relojes situados en las fachadas de la mayoría de las iglesias. Un reloj tiene la hora correcta y el otro una hora diferente. Esto no es un error sino, dice la leyenda, una trampa tendida al diablo que no sabiendo cual es la hora exacta de la misa, no puede venir a tentar a los fieles y a distraerlos de sus oraciones.
Algunos historiadores situan la influencia de la Iglesia católica en Malta hacia el año 60 después de Cristo, con la llegada de san Pablo al archipiélago maltés.
En los Hechos de los Apóstoles se relata el naufragio de san Pablo cuando, procedente de Palestina, el barco que le llevaba a Roma para ser juzgado, encalló en la isla de Melita (Malta). Cuentan que se refugió en una gruta y que durante su estancia fue invitado por Publius, gobernador romano de Malta en esa época. Allí cura al padre de Publius, este se convierte al cristianismo y más tarde será el primer obispo de Malta. Sea cual fuera la leyenda o la tradición, hay pruebas arqueológicas que muestran que Malta fue una de las primeras colonias romanas en convertirse al cristianismo.
Aunque la historia de Malta está marcada por una larga, estrecha y a veces contradictoria lucha entre religión y política, no hay duda que la religión católica sigue siendo una fuerza poderosa en Malta. La gran mayoría de la población se dice católica practicante, bautiza a sus hijos y los matrimonios se celebran en la Iglesia. La asistencia a la misa dominical es masiva y los padres consideran importante mandar a sus hijos a escuelas religiosas, donde la religión católica forma parte del curso con la misma importancia que las otras asignaturas.
La religión forma parte integrante de la vida social maltesa y es frecuente que en las reuniones sociales, la gente no pregunte ¿en qué barrio vives? sino ¿qué parroquia frecuentas? Cada parroquia tiene sus asociaciones y la solidaridad y la participación es un elemento primordial de la vida parroquial.
Hasta 1994, el consejo parroquial formaba parte del gobierno local y hoy día el clero tiene una gran influencia moral en la vida pública maltesa. El matrimonio civil no es válido si no se confirma en la Iglesia y el divorcio no está autorizado y el aborto es ilegal.
LA JUVENTUD
En una encuesta dirigida a 500 estudiantes universitarios sobre sus afiliaciones, tendencias y comportamientos frente a la religión cristiana, las respuestas de los jóvenes son sorprendentes y a veces contradictorias.
La mayoría de los encuestados confiesa su creencia en los principios fundamentales de la religión cristiana: la Trinidad, el Espíritu Santo, María Virgen y Madre de Dios, la Encarnación, etc. Un 77 por ciento va a misa cada semana y un 50 por ciento recibe la comunión y un 23 por ciento se confiesa al menos una vez al mes. Un 86 por ciento cree en el demonio y un 82 por ciento en los ángeles. La creencia en Dios coexiste con la de la reencarnación, la influencia de una energía sobrenatural y en la intercesión de los santos.
La gran mayoría están en contra del aborto, salvo cuando peligra la vida de la madre. Más de la mitad aprueban las relaciones sexuales antes del matrimonio y de hecho, un 40 por ciento admite tener relaciones el año que precede el matrimonio.
Una caractarística importante de la Iglesia maltesa es la aparición de grupos, en su mayoría jóvenes, que se organizan en movimientos, tradicionales o carismáticos y que manifiestan con orgullo su sentido de pertenencia y su disposición a tomar su vida cristiana en serio. Si, como dice Michael J. Perry de Oxford, en su estudio sobre el papel de la religión (cristiana) y la moral en la vida pública, la religión tiene una influencia positiva en la vida pública, la Iglesia de Malta puede todavía tener esperanzas en su influencia en el archipiélago. Perry reconoce que, aunque a veces la religión puede ser motivo de violencias, en la mayoría de los casos, las personas religiosamente activas tienen mayor motivación y tienden a participar más en la vida cívica: son miembros de sindicatos y de partidos políticos, votan y forman parte de los consejos escolares.
¿POR CUÁNTO TIEMPO?
La tendencia anti-religiosa de nuestras sociedades europeas es fuerte. El estado liberal moderno nació en oposición a la religión y el debate en el seno de la Unión Europea sobre si, teniendo en cuenta la raíces cristianas de la cultura europea, se debía o no incluir una referencia a Dios y al cristianismo en la constitución europea, dió lugar a debates más que apasionados.
Hoy día, el valor europeo de la laicidad parece prevalecer en la mayoría de los Estados. ¿Va a escapar Malta a esta tendencia? ¿Se verá por mucho tiempo a los jefes de Gobierno jurar sus cargos frente al Crucifijo y terminar la fórmula de juramento con un: “Que Dios me ayude”?
Aunque los signos exteriores siguen presentes, hay indicios claros de que los vínculos entre sociedad cicil y religión se van debilitando y los miembros de la Iglesia se sienten cada vez más libres en sus opciones personales de vida, aunque éstas vayan en contra de las normas católicas tradicionales. Se ve claro en la presión existente para que la legislación actual en contra del divorcio cambie. En mayo del 2011 y bajo la presión del partido laborista, cuyo lider era Joseph Muscat, se organizó un referendum consultativo, para saber si, bajo ciertas condiciones, los matrimonios que llevaban cuatro años casados podían divorciar. El resultado mostró que el 53 por ciento de la población era favorable al divorcio. Cabe resaltar que el referendum tenía solo un valor consultivo pero, puesto que el actual Primer Ministro es Joseph Muscat, laborista y promotor del referendum, es de esperar que la legislación cambie. Un blocage por parte del partido nacionalista y católico tradicionalista, no haría sino agudizar más las diferencias entre los dos bandos y causar pérdidas en el sector católico progresista.
EL PROBLEMA DE LA INMIGRACIÓN
La inmigración irregular ha abierto una brecha en el bienpensar tranquilo de la vida social de Malta. Junto a Sicilia y Lampedusa, Malta es hoy día para millares de migrantes, una de las principales puertas de entrada a Europa. Desde primeros de año, esta pequeña isla, que cuenta con unos 420.000 habitantes, ha visto llegar a sus costas unos 1.200 emigrantes procedentes de Libia, Tunez y de Africa subsahariana. En proporción con su población, Malta cuenta con el mayor número de candidatos al asilo en Europa. Frente a esta llegada masiva de pateras, el Primer Ministro juzga la situación de Malta “insostenible” y ha pedido a la Unión Europea que se establezcan reglas comunes para luchar contra la emigración clandestina.
El debate entre el bienestar social, la doctrina de la Iglesia cara a la emigración y la realidad política es tenso. Con la llegada de estos nuevos inmigrantes, en su mayoría de religión islámica, los católicos de Malta tienden a cerrarse para defenderse de una “invasión” que les recuerda épocas pasadas y hay peligro de que el racismo asome la cabeza. De hecho, en el 2012, un informe de ENAR (European Network Against Racism), señalaba ya que los musulmanes de Malta son considerados de forma negativa y recomienda vivamente una política de integración hacia los nuevos inmigrantes. Por parte de la Iglesia también se está haciendo un esfuerzo para formar laicos en el terreno teológico y pastoral, así como la creación de asociaciones de acogida para los inmigrantes.
En el 2010, el papa Benedicto XVI, en su visita a Malta, y en presencia del jefe del Estado, exhortó a Europa en general a acoger los inmigrantes clandestinos y a Malta en particular, a “buscar fuerza en sus raíces cristianas y en su larga y gloriosa tradición de acogida” y a asumir las responsabilidades propias a su identidad cristiana. Para asumir estas responsabilidades, Malta deberá contar en el exterior con la ayuda de todos los interlocutores posibles: Iglesia, estados y rrganizaciones internacionales. Pero sobre todo es de su interior de donde tiene que venir la voluntad de aceptación y de salvaguardia de sus valores morales.