Europa y su conciencia situacional
El Consejo Europeo es una institución clave en la Unión Europea (UE) que representa a los líderes de los Estados miembros. Se reúnen varias veces al año para discutir y tomar decisiones importantes sobre cuestiones políticas, económicas y sociales en la UE. El Consejo Europeo celebrado recientemente en Bruselas ha acordado intensificar su línea dura en política migratoria. No hay un ápice de creatividad, no hay un solo elemento de autocrítica aun cuando estas políticas han costado miles de vidas, han producido violaciones de derechos humanos, han desvelado malas prácticas en FRONTEX… Nada de esto importa. La UE gastará más, mucho más, en concertinas y drones, en policía, abrirá más centros de detención, seguirá financiando a regímenes corruptos y autoritarios y actuará como si no tuviera nada que ver en el empobrecimiento de los países del Sur, en el deterioro de su medio ambiente, o en la dilapidación de sus recursos, al tiempo que seguirá criminalizando a todas aquellas entidades que intentan salvar vidas en el tránsito hacia Europa.
Uno de los aspectos más significativos en el escrito de conclusiones finales del Consejo Europeo es la llamada a una nueva “conciencia situacional”. Una expresión que no cabe ser interpretada como una reflexión “en conciencia” acerca de cómo actúa la EU de cara al respeto de los derechos de migrantes y refugiados o de la utilidad de las llamadas “políticas activas de integración”, sino que lamentablemente se entiende como el intento de ponerse de acuerdo en desarrollar sobrentendidos comunes respecto al riesgo que suponen los inmigrantes que llegan a Europa. Términos tan importantes como “conciencia” no debieran ser pervertidos de esta manera, pero ya es bien sabido que si en algo es hábil la Unión Europea es en enmascarar, bajo términos aparentemente inocuos, políticas represivas.
La Unión Europea está a punto de dar un giro hacia lo que probablemente sea su propia destrucción. La apuesta decidida por el rearme en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania. Su manera vergonzosa de ponerse “de perfil” en el conflicto árabe-israelí y otros conflictos domo el de Siria. Su vuelta a las políticas de disciplina fiscal una vez pasado el efecto de la relajación presupuestaria permitido para la Covid, no auguran buenos tiempos para sus casi cuatrocientos cincuenta millones de habitantes. Menos aún para quienes pretenden llegar a suelo europeo en busca de un futuro digno.
Es importante recuperar, especialmente en estos momentos, el sueño europeo de quienes, después de la II Guerra Mundial quisieron conjurar para siempre el riesgo de una nueva conflagración a partir de la creación de un espacio de encuentro que desterrara para siempre el miedo y la pobreza. Un espacio donde la dignidad de la persona y sus derechos tuvieran un papel preeminente. Ese espacio era la Comunidad Europea.
Los líderes europeos de la época se dieron cuenta de que la única forma de evitar una nueva conflagración era a través de la cooperación y la creación de un espacio de encuentro que desterrara para siempre el miedo y la pobreza. Así nació la Unión Europea (UE), que ha sido un ejemplo de colaboración y solidaridad entre los Estados miembros durante más de 70 años.
Recuperar el sueño europeo significa seguir trabajando para construir una Europa más unida, más fuerte y más solidaria. Significa trabajar juntos para enfrentar los desafíos comunes, como la crisis climática, la seguridad y la migración. Significa promover los valores europeos de la libertad, la democracia y los derechos humanos en todo el mundo.
En resumen, recuperar el sueño europeo es esencial para construir un futuro mejor para todos los ciudadanos de la UE. En estos momentos difíciles, es importante recordar el valor de la cooperación y la solidaridad para enfrentar los desafíos comunes y construir un mundo más justo y más pacífico.
Emilio José Gómez Ciriano
Universidad de Castilla-La Mancha.
Miembro de los grupos de trabajo de migración y asuntos exteriores de la COMECE