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“La emigración es, también, una experiencia de Iglesia en Alemania”

“La emigración es, también, una experiencia de Iglesia en Alemania”

historiasdelahistoria91-213x300-8178322 Vicenta Blanco es una religiosa de la Congregación de Hermanas del Santo Angel de la Guarda que llegó a la Misión de Múnich el año 1972. Nacida en Villanueva de los Navos (Palencia) es monja y profesora de enseñanza. El día 3 de noviembre está invitada por el obispado de Múnich para celebrar y agradecer, con una misa y con un desayuno, sus 40 años de trabajo en la Iglesia.

Ventana Europea, como no podía ser de otra manera, se une a este agradecimiento y repasa con ella su trabajo con los emigrantes en estos 40 años.
Redacción: ¿Por qué emigraste a Múnich?
Vicenta Blanco:
El año 1972, la hermana provincial de Palencia me propuso ir a trabajar con emigrantes en una misión de Alemania y dar clase de lengua y cultura a los niños españoles que residían allí. Acepté gustosa esa combinación de trabajo pastoral y cultural y me vine a Múnich.
Re.: Cómo encontraste trabajo y vivienda?
V. B.:
En Múnich me incorporé a la comunidad de cuatro religiosas que vivía y trabajaba, desde el año 1970, en la misión de Múnich. La misión ofrecía, en un mismo edificio, las oficinas parroquiales y la vivienda de las hermanas. Esto significaba que en la misión estábamos las 24 horas del día al servicio de los emigrantes.
Re.: Qué trabajo se hacía en la misión cuando llegaste tú?
V. B.:
La misión era la casa de las puertas abiertas que acogía, atendía con amabilidad, informaba y acompañaba al emigrante español que acudía a ella. Eran tiempos difíciles en España (había dictadura, paro, hambre…) y Alemania registraba la cuota más alta de residentes españoles. La misión ofrecía un Kindergarten, como respuesta a la nueva realidad de la emigración española -con niños- tras la reagrupación familiar de los que habían venido dejando la familia en España y, además, desde la misión, dos religiosas maestras daban clase de lengua y cultura espanola a los niños españoles. También, desde mis primeros años de estancia en la misión hasta hoy se continúa ofreciendo en sus locales clases de ayuda a los deberes de la escuela alemana, una vez por semana, a los niños hispanohablantes. En consonancia con este trabajo social y cultural visitábamos como misión a muchas familias mostrándoles nuestro talante de servicio, cercanía y empatía con ellas.
Re.: Estaban los obreros emigrantes distantes y recelosos de la Iglesia?
V. B.:
Cuando llegué a Múnich vi que el estilo de ser y hacer iglesia que ofrecía la Misión a los laicos emigrantes era darles posibilidades de colaborar activamente en todo lo que significaba vida y oferta religiosa. Ser miembro del consejo pastoral, ser catequista o monitor de niños y adolescentes, ser lector en las celebraciones, visitar enfermos… eran los cauces de la Misión para que muchos seglares fueran miembros activos en la comunidad. La Misión ha sido puente para que muchos emigrantes fueran a la Iglesia y para que la Iglesia llegara a muchos emigrantes. Una Iglesia así, cercana a ellos y samaritana les convencía y querían construir.
Re.: Por qué se cambió el nombre de Misión Católica Española a Misión Católica de Lengua Española?
V. B.:
Conscientes de la numerosa presencia de latinos en Alemania, desde 1991 la Misión se llama de Lengua Española para expresar, con el nombre, el derecho de los católicos hispanohablantes a considerarse en ella miembros de pleno derecho. La significativa participación de latinos en todas las actividades de la Misión demuestra la consecución del objetivo. También los latinos ven y van a la Misión como a su casa.
Quiero resaltar la atención continua de la Misión a los hispanoamericanos que están sin papeles y sin derechos en nuestra ciudad. Este trabajo arduo e intenso con los llamados invisibles ha sido reconicido y valorado por las autoridades civiles y religiosas alemanas y de ello han dado relación detallada, en varias ocasiones, prestigiosos periódicos de la ciudad de Múnich.
Re.: Qué trabajo urgente realizas actualmente en la Misión?
V. B.:
Una urgencia actual en la emigración es la nueva emigración. Vienen de nuevo españoles buscando trabajo y vivienda y, muchos, acuden a la Misión pidiendo información y ayuda. Es cierto que la situación nos desborda y no podemos resolver todos los casos que nos llegan… y eso duele. Pero como Misión ahí estamos y seguimos ofreciendo información y haciendo uso de nuestra experiencia y de nuestros contactos en la ciudad para resolver todos los casos que podamos.
Re.: Cuál es el motor de tu compromiso con la emigración?
V. B.: Mi compromiso de acción socio-caritativa se basa en una espiritualidad de encarnación impulsada por la caridad. Es esa fuerza que impulsa a muchos cristianos a trabajar en favor del prójimo más necesitado. Es esa fuerza que anima a hacer bien lo que en cada momento tenemos que hacer. A todo esto me ayuda, de manera especial, el equipo de la Misión que está formado por el sacerdote Alberto Martínez y las hermanas Justa Narganes, Teresita González-Pecellín y Florencia Rodríguez. Próximamente se unirá a nuestro equipo, Pilar Bando.

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